Actualizado 26/11/2015 20:47

Lombrices para la detección de terremotos

BOGOTÁ, 21 Nov. (Colprensa/Notimérica) -

   El terremoto en Quindío (oeste de Colombia) el 25 de enero de 1999 encendió las alarmas para Carlos Andrés Zapata, ingeniero en sistemas, y para Juan Manuel González, geólogo. Con Armenia destruida y municipios del Eje Cafetero afectados, encontraron la posible respuesta para determinar un nuevo evento sísmico.

   La clave vino de la observación de lombrices de tierra, que encontraron antes del hecho. Para el 2005 descubrieron una relación entre las lombrices y los movimientos sísmicos. "Existe un patrón de comportamiento, pero hasta la fecha lo notamos. Es como si llegara a nuestra ventana un pájaro, solo observamos su belleza, pero no comprendemos la información que nos trae", explicó Carlos Andrés.

   Desde el 2005 hasta la fecha pronosticaron 33 eventos sísmicos, analizados en relación con su magnitud, epicentro y días aproximados. Tres de esos no fueron correctos. Según el comportamiento, dan hasta 12 días de pronóstico antes de que suceda.

   Carlos Andrés explica que solo es posible detectar sismos a 200 kilómetros a la redonda, desde los puntos donde ubicaron los laboratorios de cultivos de lombrices. Para eventos sísmicos nacionales que tienen distancias mayores, como ocurre en Bogotá o Medellín, sería al menos 17 días antes.

   También analizan el movimiento de las nubes, en las que hay una carga electroestática que las configura de forma similar a la que toma la leche cuando se corta. Cada vez que hay un cambio, toman fotografías.

FALTA CULTURA.

   Carlos Andrés explica que a Colombia aún le falta cultura para la gestión del riesgo. "Si logramos validar y darnos cuenta de que funciona en todas las topologías, podemos hacer que en vez de que le tengamos pánico a los sismos logremos entender el fenómeno y sepamos prepararnos", propuso.

   Los investigadores tienen una alianza estratégica con el Observatorio Sismológico y Vulcanológico de Manizales, enviando informes de pronósticos sísmicos.

   "Queremos llevar la investigación a contextos geográficos más amplios, y cubrir el territorio nacional porque no sabemos cómo se va a comportar el patrón en los humedales de Bogotá o en la Mesa de los Santos (Santander)", indicó Carlos Andrés. También gestionan con el Centro de Bioinformática y Biología Computacional de Colombia (Bios) para manejar información en el muro de visualización.

   Para plantear modelos de pronóstico estudiaron sobre topología, gestión del riesgo, geología y modelos de big data.

LOS LABORATORIOS.

   Tienen laboratorios de cultivos de lombrices en Manizales, Pereira y Armenia, y en cada ciudad hay varios puntos de observación. Deben estar pendientes cada vez que salgan a la superficie, con una recolección cada tres horas durante todo el día. Luego se pesan y miden, y con una fórmula evalúan si el comportamiento es normal o no. Después de salir cuentan los días de predicción. En Manizales están en Aranjuez, Milán, Expoferias, Chipre, Cedros, Campohermoso y en el sector Universidad Autónoma.

MÁS SEGURO.

   Ellos han trabajado con Juan Diego Hincapié y Jorge Iván Osorio en un dispositivo que monitorea, a través de sensores, los movimientos de las lombrices.

   El sismoactuador enviará información a una aplicación en celulares, luego controla un dispositivo en casa que mitigará el riesgo cuando tiemble, que cerrará las acometidas de agua, gas y luz eléctrica, y reducirá la afectación en las personas e infraestructura.

   Su propósito es implementarlo en Chile, México, Perú, Ecuador, Costa Rica o Japón, países con altos niveles de sismicidad. Este invento está en proceso para registro de patente y fue desarrollado en el tecnoparque del Sena Regional Caldas y la Universidad Autónoma de Manizales.