Publicado 20/02/2014 20:57

El Gobierno hace grandes inversiones en seguridad de cara al Mundial de Fútbol

Miembros de la Seguridad Nacional de Brasil
UESLEI MARCELINO / REUTERS

FLORIANOPOLIS (BRASIL), 20 Feb. (Reuters/EP) -

Brasil empleará a 170.000 funcionarios de seguridad y gastará cerca de 1.900 millones de reales (583 millones de euros) para intentar asegurar un Mundial sin problemas, dijeron los organizadores este jueves.

Un total de 150.000 funcionarios de cuerpos armados y fuerzas policiales públicas serán destinados al evento de un mes que parte el 12 de junio, además de 20.000 funcionarios de seguridad privados.

No obstante, funcionarios del Gobierno brasileño reconocieron que seguían preocupados por la posibilidad de que actos de violencia afecten al torneo, después de las inesperadas manifestaciones del año pasado durante la Copa Confederaciones.

Más de un millón de personas salieron a las calles durante el evento preparativo para el Mundial, protestando por la mala calidad de los servicios públicos, la corrupción y el alto costo de los estadios.

"Tenemos muchos temores, no tanto sobre las protestas que son un derecho democrático, sino que por la posible violencia. Estamos comprometidos con evitar la violencia durante cualquier actividad de protesta", dijo Andrei Rodrigues, secretario de eventos especiales del Ministerio de Justicia brasileño.

"Antes que nada buscamos la prevención, mediante el diálogo con los movimientos de protesta y la recolección de inteligencia. Queremos separar a quienes desean protestar pacíficamente de quienes son vándalos", agregó.

"Confiamos en que se puede tener una Copa del Mundo segura en Brasil", dijo Ralf Mutschke, director de seguridad del organismo que gobierna el fútbol mundial. Mutschke explicó que el torneo estaba bajo un intenso escrutinio y era "muy fácil preocuparse sobre el Mundial cuando lees sobre manifestaciones, violencia, crimen en las calles, prostitución infantil y abuso de drogas".

Desde la Copa Confederaciones de junio pasado, las protestas se han mantenido a un nivel menor pero más violentas, con grupos anarquistas atacando vitrinas de tiendas y bancos y enfrentándose a la policía.

Cualquier disturbio en el Mundial, que busca marcar el ingreso de Brasil en el escenario global, podría avergonzar a la presidenta, Dilma Rousseff, y minar su popularidad mientras se prepara para buscar la reelección en octubre.