Publicado 28/08/2019 10:28

Astrofísicos españoles participan en la detección de una lejana colisión estelar con el brillo de metales preciosos

Astrofísicos españoles participan en la detección de una lejana colisión estelar
Astrofísicos españoles participan en la detección de una lejana colisión estelar - CSIC

   MADRID, 28 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Un equipo internacional de astrónomos, con la participación del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) ha difundido el hallazgo en 2016 de una colisión estelar con el brillo de los metales preciosos que había pasado desapercibido, según ha informado el CSIC.

    Ahora, un equipo dirigido por Eleonora Troja, de la Universidad de Maryland, ha reexaminado los datos de un estallido de rayos gama (GRB) detectado en agosto de 2016 y han hallado evidencias de una kilonova que pasó desapercibida durante las observaciones iniciales.

    Las estrellas de neutrones son objetos compactos y de rápida rotación que surgen cuando una estrella masiva expulsa su envoltura en una explosión de supernova. Desde el Instituto de Astrofísica

   de Andalucia apuntan a que las predicciones indicaban que una fusión de estrellas de neutrones produciría un estallido corto de rayos gama, ondas gravitatorias y una kilonova, un fenómeno similar a las supernovas pero cuya energía procede en parte del decaimiento de especies radioactivas y que produce grandes cantidades de elementos pesados, es más, se cree que la mayor parte del oro y el platino en la Tierra se formaron como resultado de antiguas kilonovas.

   Este hito es la segunda vez que ha ocurrido. El 17 de agosto de 2017 se anunciaba la primera observación de un evento cósmico en luz y ondas gravitatorias: la fusión de dos estrellas de neutrones inauguraba una nueva era en la observación del universo y, además, significó la primera prueba de que los elementos pesados, como el oro, platino o uranio, se producen en estos fenómenos.

   A partir de estos datos recogidos en 2017, los astrónomos comenzaron a ajustar sus superposiciones sobre cómo debería aparecer una kilonova ante un observador terrestre.

   Para Troja, el evento de 2016 fue "muy emocionante". La investigadora recuerda cómo sucedió y explica por qué no se percataron del fenómeno. "Estaba cerca y era visible con los telescopios principales, incluido el telescopio espacial Hubble. Pero no coincidió con nuestras predicciones: esperábamos que la emisión infrarroja, cuya fuente es la producción de metales pesados, aumentara en brillo durante varias semanas, pero apenas diez días después del evento la señal se había extinguido", apunta.