MADRID, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
La luz que el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA capturó para crear esta imagen llegó al telescopio tras un viaje de 250 millones de años.
Su fuente fue la galaxia espiral UGC 11397, ubicada en la constelación de Lyra. A primera vista, UGC 11397 parece una galaxia espiral promedio: presenta dos elegantes brazos espirales iluminados por estrellas y definidos por oscuras y densas nubes de polvo.
Lo que distingue a UGC 11397 de una espiral típica reside en su centro, donde crece un agujero negro supermasivo con una masa 174 millones de veces mayor que la de nuestro Sol. A medida que un agujero negro atrapa gas, polvo e incluso estrellas enteras en su vecindad, esta materia condenada se calienta y ofrece un fantástico espectáculo cósmico de luz, informa la NASA.
El material atrapado por el agujero negro emite luz, desde rayos gamma hasta ondas de radio, y puede aumentar o disminuir su brillo sin previo aviso. Pero en algunas galaxias, como UGC 11397, densas nubes de polvo ocultan gran parte de esta enérgica actividad a la vista.
A pesar de ello, el agujero negro en activo crecimiento de UGC 11397 se reveló mediante su brillante emisión de rayos X: luz de alta energía capaz de atravesar el polvo circundante. Esto llevó a los astrónomos a clasificarla como una galaxia Seyfert de Tipo 2, una categoría utilizada para galaxias activas cuyas regiones centrales quedan ocultas a la vista en luz visible por una nube de polvo y gas con forma de rosquilla.
Utilizando el Hubble, los investigadores estudiarán cientos de galaxias que, como UGC 11397, albergan un agujero negro supermasivo que está ganando masa. Las observaciones del Hubble ayudarán a los investigadores a sopesar los agujeros negros supermasivos cercanos, comprender cómo se formaron los agujeros negros en las primeras etapas de la historia del universo e incluso estudiar cómo se forman las estrellas en el entorno extremo que se encuentra en el centro mismo de una galaxia.