MADRID, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -
El humo de los incendios forestales agrava las concentraciones de ozono, incluso en lugares remotos con pocas fuentes de emisión humana de contaminantes precursores del ozono, como los óxidos nítricos (NOx).
Es la conclusión de una nueva investigación dirigida por la Universidad de Utah centrada en ozono, la molécula reactiva de oxígeno O3 que daña los pulmones y otros tejidos sensibles del cuerpo humano y que también está asociada a los incendios forestales.
"La pregunta que quería plantear era: si no tenemos emisiones urbanas, supongamos que eliminamos todas las emisiones, ¿seguiremos teniendo un problema de ozono?", se pregunta el autor principal, Derek Mallia, profesor asistente de investigación en ciencias atmosféricas. "Este estudio sugiere que podríamos eliminar todas las emisiones regionales de fuentes antropogénicas de óxido nitrico, pero los incendios aún pueden producir una gran cantidad de ozono".
Publicada en la revista Atmospheric Environment, esta investigación destaca la doble dosis de contaminación atmosférica en las zonas a sotavento de las llamas, con altos niveles de partículas finas y ozono. Se estima que la exposición al humo causa 6.300 muertes al año en Estados Unidos.
Para complicar aún más este panorama, el ozono no se libera directamente al aire, sino que se forma en la atmósfera cuando los átomos de oxígeno de otros contaminantes se recombinan en un proceso fotoquímico que involucra la luz solar.
Los principales impulsores son los NOx y los compuestos orgánicos volátiles (COV); estos últimos son un componente importante del humo de los incendios forestales. El NOx, por otro lado, se asocia más con fuentes de emisión antropogénicas, como los tubos de escape de los vehículos y las chimeneas industriales.
Los niveles de ozono son muy difíciles de modelar debido a que el contaminante está controlado por numerosos factores, como la velocidad y dirección del viento, la temperatura, la nubosidad y la hora del día.
Para comprender mejor la compleja relación entre el humo y el ozono, el equipo de Mallia aplicó modelos informáticos acoplados, conocidos como WRF-Sfire y WRF-Chem, a un evento de humo sin precedentes en 2020 que afectó gran parte del oeste de Estados Unidos. El período del 15 al 26 de agosto fue uno de los peores episodios de incendios en el oeste de la era moderna. El incendio August Complex de California quemó más de 400.000 hectáreas en siete condados del norte, causando daños por valor de 12.000 millones de dólares. Decenas de incendios arrasaron otros lugares, como el incendio East Fork de 36.000 hectáreas en Utah y los incendios Lionshead y Beachie Creek de Oregón, que quemaron un total de 161.000 hectáreas.
AUMENTO DEL 20 AL 30 POR CIENTO EN EL NIVEL DE OZONO
La investigación concluyó que, en promedio, la presencia de humo de incendios forestales aumenta las concentraciones de ozono en 21 partes por mil millones (ppm). "El nivel de ozono aumentó aproximadamente entre un 20 % y un 30 % debido al humo de los incendios forestales", afirmó Mallia. "Es una cifra considerable".
Dado que los niveles de ozono de fondo en el oeste de EEUU ya son elevados, esta carga adicional podría elevar los niveles por encima del estándar de salud de 70 ppb establecido por la Agencia de Protección Ambiental.
Para complicar aún más las cosas, la investigación descubrió que la sombra del propio humo altera el clima y ralentiza la formación de ozono, reduciendo los niveles hasta en 10 ppb dentro de la columna.
"También hay mucha materia particulada, que también es un contaminante, pero puede bloquear la luz solar y, por lo tanto, reducirá la cantidad de luz solar disponible para la fotoquímica del ozono. En algunos casos, puede ser considerable", dijo Mallia en un comunicado. "Si se está justo encima del incendio, suele haber suficiente sombra de humo como para limitar la cantidad de ozono. Pero si se está lo suficientemente lejos y la columna se vuelve relativamente difusa, no suele ser lo suficientemente densa como para limitar realmente el ozono".
La conclusión clave del estudio es que los modelos existentes deben mejorarse a medida que los incendios forestales se vuelven más frecuentes y graves con el calentamiento global, según los autores.