Publicado 18/08/2022 11:14

Un modelo 3D muestra que megalodón comía presas del tamaño de orcas

El megalodón, el tiburón más grande que jamás haya existido, tuvo que satisfacer un requerimiento energético diario de más de 98.000 kilocalorías.
El megalodón, el tiburón más grande que jamás haya existido, tuvo que satisfacer un requerimiento energético diario de más de 98.000 kilocalorías. - J. J. GIRALDO

   MADRID, 18 Ago. (EUROPA PRESS) -

   Una recreación 3D de un espécimen fósil excepcionalmente conservado de megalodón sugiere que medía 16 metros de largo y pesaba más de 61 toneladas.

   Megalodón, el tiburón más grande que jamás haya existido, es legendario por su enorme diente del tamaño de una mano humana. Sin embargo, hay pocas pruebas fósiles de su cuerpo completo.

   Se estima que el ejemplar recreado nadaba a alrededor de 1,4 metros por segundo, requería más de 98.000 kilocalorías diarias y tenía un volumen estomacal de casi 10.000 litros.

   Estos resultados sugieren que el megalodón podía viajar largas distancias y era capaz de comerse presas enteras de hasta 8 metros de largo. En particular, este es del tamaño de las orcas modernas, el principal depredador oceánico de la actualidad. La capacidad de comer grandes depredadores superiores de tamaño comparable hace millones de años coloca al megalodón en un nivel trófico más alto que los depredadores superiores modernos.

   Estas son las conclusiones de un estudio internacional publicado en Science Advances y realizado en colaboración con la Universidad de Zúrich. La investigación solo fue posible gracias al modelado 3D de un megalodón individual que se descubrió en la década de 1860. Contra todo pronóstico, una parte considerable de su columna vertebral quedó en el registro fósil después de que la criatura muriera en los océanos del Mioceno de Bélgica a la edad de 46 años, hace unos 18 millones de años.

   "Los dientes de tiburón son fósiles comunes debido a su composición dura que les permite permanecer bien conservados", dice en un comunicado el primer autor Jack Cooper, estudiante de doctorado de la Universidad de Swansea. "Sin embargo, sus esqueletos están hechos de cartílago, por lo que rara vez se fosilizan. La columna vertebral del megalodón del Real Instituto Belga de Ciencias Naturales es, por lo tanto, un fósil único".

   El equipo de investigación, que incluye investigadores de Suiza, Reino Unido, Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, primero midió y escaneó cada vértebra antes de reconstruir toda la columna. Luego adjuntaron la columna a un escaneo 3D de la dentición de un megalodón de los Estados Unidos. Completaron el modelo agregando "carne" alrededor del esqueleto utilizando un escaneo 3D del cuerpo de un gran tiburón blanco de Sudáfrica.

   "El peso es uno de los rasgos más importantes de cualquier animal. Para los animales extintos, podemos estimar la masa corporal con métodos modernos de modelado digital en 3D y luego establecer la relación entre la masa y otras propiedades biológicas, como la velocidad y el uso de energía", dice el co-autor John Hutchinson, profesor del Royal Veterinary College en el Reino Unido.

   La alta demanda energética se habría satisfecho alimentándose de la grasa rica en calorías de las ballenas, en la que se han encontrado previamente marcas de mordeduras de megalodón en el registro fósil. Un modelo óptimo de alimentación de posibles encuentros con presas de megalodón descubrió que comer una sola ballena de 8 metros de largo podría haber permitido al tiburón nadar miles de millas a través de los océanos sin volver a comer durante dos meses.

   "Estos resultados sugieren que este tiburón gigante era un superdepredador transoceánico", dice Catalina Pimiento, profesora de la Universidad de Zúrich y autora principal del estudio. "La extinción de este icónico tiburón gigante probablemente afectó el transporte global de nutrientes y liberó a los grandes cetáceos de una fuerte presión depredadora".

   El modelo completo ahora se puede utilizar como base para futuras reconstrucciones e investigaciones adicionales. Las nuevas inferencias biológicas extraídas de este estudio representan un salto en nuestro conocimiento de este superdepredador singular y ayudan a comprender mejor la función ecológica que desempeñan las especies de megafauna en los ecosistemas marinos y las consecuencias a gran escala de su extinción.