Publicado 11/07/2025 12:48

Video Games Europe subraya el derecho de las empresas editoras a decidir sobre el fin de los videojuegos online

Dos personas frente a una pantalla jugando a un videojuego
Dos personas frente a una pantalla jugando a un videojuego - UNSPLASH/ALEX HANEY

   MADRID, 11 Jul. (Portaltic/EP) -

   Video Games Europe rechaza cualquier propuesta de mantener los juegos 'online' más allá del tiempo que estimen oportuno, un derecho que tienen las empresas editoras como las legítimas dueñas y no los consumidores, quienes adquieren una licencia para jugar.

    La asociación que reúne en Europa a las empresas de videojuegos se ha posicionado frente a la iniciativa ciudadana europea 'Stop Destroying Videogames' (Alto a la destrucción de los videojuegos), que busca proteger los derechos de los consumidores y preservar los videojuegos online de forma jugable tras el cierre de servidores.

   Ya hace unos días la asociación respondió con un breve comunicado, alegando que "la decisión de suspender los servicios en línea es multifacética, nunca se toma a la ligera y debe ser una opción para las empresas cuando una experiencia en línea ya no es comercialmente viable".

   Esta idea la retoma y la amplía en un documento que recoge la postura de Video Games Europe, en la que deja claro que las empresas de videojuegos son "titulares de derechos y entidades económicas", lo que les otorga el "derecho a decidir cómo, cuándo y durante cuánto tiempo poner a disposición de los jugadores servicios de videojuegos en línea", siempre que el coste y la innovación lo permitan.

    Por el contrario, los jugadores, cuando compran un videojuego, lo que hacen en realidad es adquirir una "licencia personal para acceder y jugar la copia de acuerdo con los términos de servicio del juego". "No existe inseguridad jurídica sobre el status quo de los videojuegos", apostillan.

PETICIÓN "DESPROPORCIONADA"

   En Video Games Europe consideran que la petición recogida en la iniciativa de proporcionar sólo un tipo limitado de plan de final de vida es "desproporcionada". Explican que los videojuegos "no son obras estáticas" sino "entretenimiento interactivo, que combina numerosos elementos de creación artística e intelectual con programación de software e infraestructura de servidores".

    Ello supone la provisión de nuevos contenidos, actualizaciones y parches de seguridad, lo que requiere una importante inversión en el mantenimiento de los servidores y costes de desarrollo, que puede extenderse durante muchos años. "Estas características en línea están cada vez más entrelazadas en la experiencia de juego general en lugar de limitarse a un modo en línea dedicado dentro del juego", apuntan desde Video Games Europe.

   Por todo ello, consideran que cumplir con la petición de la iniciativa pone en riesgo la seguridad de los jugadores, ya que facilitar la ejecución de los juegos en servidores privados reduciría la capacidad de las compañías de protegerles frente a trampas y malware y brechas de seguridad.

    Las empresas, por su parte, estarían obligadas a afrontar los retos técnicos y de seguridad que suponen los servidores privados, que elevaría los costes, ya que estos esfuerzos se introducirían al final de la vida del juego, cuando ya no es comercialmente viable.

    Aparte, señalan otros daños que esta iniciativa podría causar a la industria del videojuego en general, como la erosión de los derechos de propiedad intelectual, la aparición de servidores de la comunidad sin soporte oficial, la aparición de copias modificadas y la infracción de los derechos de terceros.

ESTADO FUNCIONAL APTO PARA EL JUEGO

   La iniciativa 'Stop Destroying Videogames', organizada por ciudadanos europeos y liderada por el alemán Daniel Ondruska, busca exigir a los distribuidores que venden o conceden licencias de videojuegos en la Unión Europea que mantengan dichos títulos en un estado funcional apto para el juego.

    En concreto, se reivindica evitar la desactivación en remoto "sin antes proporcionar medios razonables" para que estos videojuegos sigan funcionando sin la aplicación del distribuidor. No se busca adquirir la propiedad de dichos juegos, los derechos asociados o los derechos de monetización, así como tampoco se espera que el editor proporcione recursos para el título en cuestión, una vez lo descontinúe.

   Sin embargo, sí se requiere que el juego siga siendo funcional y que, aunque se elimine el soporte, se deje con una estado "razonablemente jugable" para que los usuarios puedan seguir utilizándolo, dado que lo han comprado.

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