Publicado 01/09/2020 17:24

Sondando el origen de las 'cicatrices' químicamente distintas del manto

Sondando el origen de las 'cicatrices' químicamente distintas del manto
Sondando el origen de las 'cicatrices' químicamente distintas del manto - CARNEGIE

   MADRID, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Interacciones con la corteza oceánica determinaron más la composición del manto de la Tierra de lo que se esperaba.

   Es la conclusión de un estudio de los científicos Jonathan Tucker y Peter van Keken de Carnegie, junto con colegas de Oxford, que se publicó recientemente en Geochemistry, Geophysics, Geosystems.

   Durante su evolución, nuestro planeta se separó en distintas capas: núcleo, manto y corteza. Cada uno tiene su propia composición y los procesos dinámicos a través de los cuales estas capas interactúan con sus vecinas pueden enseñarnos sobre la historia geológica de la Tierra.

   Los procesos de las placas tectónicas permiten la evolución continua de la corteza y juegan un papel clave en la habitabilidad de nuestro planeta. La Tierra tiene dos tipos de placas tectónicas: las que albergan continentes, que han sobrevivido durante miles de millones de años, y las que están cubiertas en su mayoría por océanos.

   Las placas oceánicas se crean por el movimiento ascendente del material del manto que se produce cuando las placas se separan. Se destruyen al deslizarse debajo de las placas continentales y regresar al manto, un proceso que también forma una nueva corteza continental.

   "La composición química del manto está influenciada por la formación de continentes y los geocientíficos pueden leer los marcadores químicos que deja este proceso", explicó Tucker en un comunicado.

   Por ejemplo, algunos de los elementos que se encuentran en las rocas de la corteza no juegan bien con los minerales del manto. Cuando la formación de la corteza continental extrae estos elementos del manto, dejan un residuo agotado, como succionar el jugo de un Sno-Cone y dejar solo hielo. Esto se conoce como extracción de corteza y generalmente se cree que crea "cicatrices" que son fáciles de detectar e identificar en las rocas. También deja zonas distintas en el manto que están agotadas de estos elementos particulares.

   "Durante mucho tiempo se pensó que estas cicatrices químicas son producto de la formación de costras", explicó Tucker. "Pero la inaccesibilidad del manto significa que es difícil saberlo con certeza usando solo muestras de rocas y minerales".

   Para investigar la cuestión del origen de estos reservorios agotados en el manto, Tucker, van Keken y sus colegas de Oxford Rosemary Jones y Chris Ballentine desarrollaron un nuevo modelo, que mostró que el proceso de "formación de cicatrices" de secuestro de elementos incompatibles de el resto del manto ocurre no solo en la corteza, sino de forma independiente en el manto profundo gracias a las viejas placas oceánicas que se dibujaron hasta el final.

   "Nuestro trabajo demuestra que los procesos que determinan la composición del manto son más complicados de lo que pensábamos", concluyó Tucker.