(Información remitida por la empresa firmante)
Madrid, 6 de mayo de 2025.- La rentabilidad ya no se conquista únicamente vendiendo más. Con un escenario internacional tensionado por nuevas barreras comerciales y una presión inflacionaria persistente, muchas pymes industriales están en la cuerda floja. En este contexto, José Alamar, CEO de Resultae, ofrece su visión para entender por qué la productividad es la única salida realista para muchas fábricas españolas. Y por qué la mayoría aún no lo ha visto.
José, en Resultae dices que el 82% de las pymes industriales pierde dinero en su proceso de producción y no lo sabe. ¿No suena un poco exagerado?
En absoluto. Lo vemos cada semana en planta. Muchas fábricas tienen pedidos, máquinas funcionando, personal ocupado, puede que incluso están presentando beneficios y aun así pierden rentabilidad. No porque lo hagan todo mal, sino porque hay una enorme cantidad de desperdicio invisible: tiempos muertos, cambios de formato lentos, decisiones sin datos, tareas duplicadas. Como no lo miden, no lo ven. Pero está ahí, restando margen día tras día.
¿Qué relación hay entre eso y el contexto global actual?
Toda. Las empresas que hoy sobreviven lo hacen porque han aprendido a ser más productivas. La guerra arancelaria que se está instalando entre bloques económicos —EE.UU., China, Europa— va a penalizar aún más a quien no sea eficiente. Si tu producto es caro porque produces mal, te vas a quedar fuera del mercado. La productividad no es una moda: es la única forma de seguir siendo competitivo sin depender del precio. En este escenario, o mejoras o desapareces.
¿Y por qué no lo ven? ¿Por qué no reaccionan?
Porque desde dentro es muy difícil. Estás acostumbrado a cómo funciona todo y lo das por hecho. De hecho, una de las frases que más solemos escuchar durante la fase de diagnóstico es: “siempre lo hemos hecho así”. Ese es, precisamente, uno de los mayores frenos al cambio.
Nosotros, desde fuera, no estamos condicionados por la rutina ni por la cultura interna. Somos ingenieros industriales con experiencia en múltiples sectores, lo que nos da una perspectiva amplia y herramientas contrastadas. Pero sobre todo, aplicamos metodología: diagnosticamos, medimos, priorizamos. Y acompañamos. No solo decimos lo que hay que hacer: lo hacemos con ellos.
Por eso conseguimos mejoras de más del 20% sin inversión. Y muchas veces, solo con realizar el diagnóstico ya se produce un cambio de mentalidad. Porque cuando medimos y ponemos los datos sobre la mesa, las oportunidades de mejora se hacen evidentes. Se eliminan las suposiciones y se empieza a ver con claridad qué se puede hacer mejor. El simple acto de medir y reflexionar marca un antes y un después.
¿Puedes darnos ejemplos concretos?
Claro. Afortunadamente, contamos con muchos casos, por ejemplo:
En una empresa del sector calzado, solo reordenando los flujos y estandarizando procesos, aumentamos un 40% la producción sin contratar a nadie ni comprar máquinas.
En una planta química, reorganizamos el mantenimiento: se ahorraron 1,8 millones al año. En artes gráficas, eliminar procesos innecesarios redujo el plazo de entrega en más de dos semanas. Todo eso estaba ahí. Solo había que verlo con otros ojos.
¿Y qué le dirías a un director general que está leyendo esto y piensa que su empresa ya es productiva?
Que lo contraste con datos. No con sensaciones. Las principales preguntas a las que tendría que poder contestar con facilidad son:
¿Sabe cuánto cuesta cada producto en tiempo y recursos?; ¿Conoce sus cuellos de botella?; ¿Mide sus tiempos estándar?; ¿Tiene un sistema de mejora continua en marcha?
Si la respuesta es no, hay margen. Y mucho. La diferencia entre sobrevivir y liderar el mercado está ahí.
¿Qué papel juega el equipo humano en este proceso de mejora?
Un papel esencial. La mayoría de mejoras que implantamos no vienen de fuera, vienen del propio equipo. Solo hay que darles herramientas, objetivos claros y eliminar los bloqueos que arrastran desde hace años. Cuando los equipos ven que sus ideas se ponen en marcha y dan resultado, se implican mucho más. La productividad no se impone, se construye en equipo.
No es cuestión de tener más personas ni más máquinas. Es cuestión de trabajar mejor. De ser más productivos. Porque en un mundo con aranceles, el que no produce bien, no produce más. Produce menos. Y pierde.
¿Por dónde debe empezar una pyme que quiere mejorar su productividad, pero no sabe cómo?
Por medir. No se puede mejorar lo que no se mide. Como decía anteriormente, nosotros siempre empezamos con un diagnóstico gratuito: identificamos los puntos de fuga, los cuellos de botella, el coste real de cada parte del proceso. Y a partir de ahí, diseñamos un plan de mejora viable, sin que se tengan que hacer inversiones, simplemente reorganizado los recursos y los procesos.
Lo importante es actuar. No esperar a que llegue una crisis para reaccionar.
¿Contratar una consultoría de productividad no es algo muy costoso para una pyme?
Es una pregunta habitual y la respuesta es clara: no es un coste, es una inversión. Y además, una inversión que suele recuperarse en un plazo muy corto, normalmente en tres meses. Los resultados tangibles llegan en seis. En la mayoría de casos, solo con ajustar procesos y organizar mejor los recursos ya se obtienen mejoras de impacto. No es tan caro como se piensa, y mucho menos si se compara con lo que se pierde cada mes por ineficiencia.
Las empresas más avanzadas lo tienen claro: revisan periódicamente sus procesos a través de programas de mejora continua. Porque saben que las técnicas evolucionan, que la tecnología cambia y que siempre hay oportunidades que se escapan si nadie las está buscando. Una consultoría externa no solo aporta metodología, sino un punto de vista fresco, sin inercias internas.
¿Qué opinas de quienes siguen esperando a que el mercado se estabilice para decidir?
Que están perdiendo tiempo y oportunidades. El mercado no va a estabilizarse: va a endurecerse. Esperar a que mejore es como quedarse quieto en mitad de una tormenta. Las empresas que se anticipen, que se organicen mejor, que aprendan a hacer más con menos, serán las que salgan reforzadas. El resto lo tendrá muy difícil.
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