14 DE MARZO - DÍA INTERNACIONAL DE ACCIÓN POR LOS RÍOS.
Es una de las conclusiones del proyecto de investigación "VoluntaRius", desarrollado conjuntamente por investigadores de UIC Barcelona y la Universidad de Barcelona.
El objeto del estudio se ha centrado en el ámbito fluvial de la cuenca del río Bess (Barcelona) y recoge la experiencia personal de más de un centenar de personas voluntarias.
En el proyecto han participado investigadores del ámbito del urbanismo, la psicología ambiental, la antropología y el análisis estadístico.
Barcelona, 11 de marzo de 2022. Los vínculos creados con el entorno natural durante la infancia, desde el juego o las experiencias compartidas con familiares, son un factor determinante para la adhesión a actividades de voluntariado ambiental. Es una de las conclusiones principales del proyecto de investigación "VoluntaRius", desarrollado de manera conjunta por UIC Barcelona y la Universidad de Barcelona. El proyecto está liderado por la profesora de UIC Barcelona School of Architecture Marta Benages, y en él han participado investigadores del ámbito del urbanismo, la psicología ambiental, la antropología y el análisis estadístico.
El proyecto de investigación, que está financiado con una línea de ayuda DEMOC de la Generalitat de Catalunya, nació con el objetivo de analizar el voluntariado ambiental en el ámbito fluvial de la cuenca del río Bess desde un enfoque centrado en la experiencia personal de los voluntarios. La investigación permitió identificar a más de 900 voluntarios que colaboran con 142 grupos ambientales locales entre entidades registradas, grupos autoorganizados no registrados, centros educativos y centros excursionistas.
Esta cifra representa cerca del 18% de las 5.100 personas voluntarias en el ámbito ambiental de toda Cataluña. "Nos ha sorprendido identificar tantos voluntarios en un ámbito fluvial relativamente pequeño y creemos que se puede deber a la poca visibilidad que tienen las personas voluntarias fuera de las entidades ambientales registradas", remarcan los investigadores de UIC Barcelona School of Architecture Marta Benages y Pere Vall.
Los resultados del estudio se han basado en el análisis estadístico de las respuestas obtenidas gracias a una encuesta en la que han participado un total de 125 voluntarios. El análisis de esa información constata la relevancia de las vivencias personales a lo largo de la vida en la vinculación posterior con el entorno natural. "En términos generales, se podría decir que el voluntariado comienza en la infancia, momento en el cual, de manera casi inconsciente, se tejen los vínculos con el entorno natural desde el juego o las experiencias vividas con padres o abuelos", destacan los investigadores de UIC Barcelona School of Architecture Marta Benages y Pere Vall.
"Durante la adolescencia, se produce un paréntesis en la intensidad de estas experiencias vitales significativas vinculadas al entorno natural por la propia disrupción que supone esta etapa en la vida de las personas", explican los investigadores de la Universidad de Barcelona Tomeu Vidal y Enric Pol. En cambio, añaden, en la etapa adulta, se produce la toma de consciencia sobre el entorno y esa voluntad de acción se materializa a través del voluntariado ambiental de tres maneras diferentes: como obligación moral (en el 58 % de los casos), como afición de tiempo libre (en un 25 %) y como necesidad anímica (en el 17 %).
La mayoría tiene estudios universitarios.
En lo que se refiere al perfil del voluntario, a grandes rasgos, el estudio constata un equilibrio de género y diversidad de edades entre los participantes. Llama la atención, sin embargo, que la mayoría de los voluntarios (un 63 %) tienen estudios universitarios. Además, un 68 % colabora con más de un grupo de voluntariado, no necesariamente de tipo ambiental, lo cual demuestra su elevado grado de implicación social.
Entre las motivaciones para la adhesión a un grupo de voluntariado destacan tres: el deseo de mejora y/o preservación del entorno natural, la voluntad de colaborar con otras personas y, por último, el interés por aprender. "También hemos detectado que algunas personas deciden hacerse voluntarias como resultado de una experiencia negativa vivida asociada con el deterioro del medio ambiente", afirman los investigadores. "No es de extrañar, pues, que, en lo relativo a las tareas desarrolladas, predomine la restauración ambiental, aunque también se observa una tendencia clara hacia la observación ambiental", añaden.
El estudio también refleja que el voluntariado en la cuenca del río Bess está muy consolidado, ya que la gran mayoría lleva más de un año implicado activamente en alguna actividad como voluntario. Los resultados señalan, además, que la mayor movilización voluntaria se encuentra en las áreas más próximas a los entornos urbanos, probablemente, debido al impacto negativo que la presión urbana ocasiona en el medio ambiente.
Por último, la falta de tiempo, el trato con la administración y la escasa concienciación de la población general en temas ambientales son percibidos como los principales obstáculos por buena parte de las personas voluntarias que, pese a todo, se declaran satisfechas con su labor y muestran una tendencia clara hacia una mayor dedicación.
Los investigadores confían ahora que estos resultados sirvan como punto de partida para el diseño de procesos participativos encaminados a la preservación de entornos naturales por parte de grupos autogestionados de ciudadanos. "A pesar de que se trata de un caso de estudio relativamente pequeño, los resultados de esta investigación nos animan a seguir explorando la importancia de la trayectoria vital en la predisposición hacia el voluntariado. En este sentido, creemos que cabría desplegar políticas específicas dirigidas a los diferentes grupos de edad con el objetivo de impulsar y visibilizar el voluntariado", concluyen.
Sobre UIC Barcelona School of Architecture.
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Marcos Doespiritusanto.
Responsable de Comunicación de UIC Barcelona School of Architecture.
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