Publicado 08/07/2025 15:21

El Sello ENS; La ITV de ciberseguridad que las empresas no sabían que necesitaban

El Sello ENS; La ITV de ciberseguridad que las empresas no sabían que necesitaban
El Sello ENS; La ITV de ciberseguridad que las empresas no sabían que necesitaban - Minery Report
(Información remitida por la empresa firmante)

Madrid, 08 de julio 2025.-

Una regla de oro en seguridad es que una cadena se rompe por su eslabón más débil. En la Administración Pública española, este eslabón estaba fuera de sus ministerios, en proveedores privados, muchos de ellos pymes que no priorizaban la ciberseguridad. Esto generó un riesgo sistémico. La reacción de la Administración dio lugar al Esquema Nacional de Seguridad (ENS), no como una imposición, sino como una respuesta necesaria ante un problema real. Casos como el de una empresa de ingeniería perdiendo un contrato por no tener este certificado ya no son anecdóticos, sino la realidad. Hoy, colaborar con el sector público requiere demostrar no solo competencia técnica, sino también cumplir con estándares de seguridad. Este principio es respaldado por consultoras como Minery Report. El ENS ya no es solo un tema técnico, sino una necesidad estratégica para competir en el mercado español.

La anatomía de una transformación forzosa 

El primer acercamiento al ENS suele generar rechazo, ya que se percibe como una estructura burocrática compleja. Sin embargo, impulsa un análisis interno profundo, similar a una auditoría o revisión médica. El proceso comienza con la categorización de sistemas, obligando a la alta dirección a clasificar la información según el impacto de su pérdida, alteración o divulgación. Esto evita el error común de proteger activos de bajo valor y descuidar los más críticos. A partir de ahí, el análisis de riesgos se convierte en un plan concreto para mitigar amenazas reales. Al igual que organizar un trastero desordenado, muchas empresas que buscan obtener el certificado ENS acaban con procesos más claros, estructuras coherentes y una mayor visibilidad operativa. El documento final, la Declaración de Aplicabilidad, refleja qué se ha protegido, cómo y por qué.

Los enemigos internos: Mitos y errores en el camino al ENS 

El mayor obstáculo en un proceso de adecuación al ENS rara vez proviene del auditor o de la complejidad de la norma. El principal enemigo suele encontrarse dentro de la propia empresa, en forma de mitos y errores conceptuales que, si no se corrigen a tiempo, pueden arruinar el proceso antes incluso de su inicio.

Uno de los errores más comunes y perjudiciales consiste en pensar que el ENS es responsabilidad exclusiva del departamento de informática. Esta delegación equivocada equivale a suponer que la seguridad de un edificio depende únicamente de quien instala las alarmas, sin tener en cuenta al arquitecto, al responsable de obra o al personal de vigilancia. El ENS es, ante todo, un marco de gestión. Requiere decisiones de alto nivel: la dirección general debe asignar recursos, el área de recursos humanos debe implementar planes de formación, y el departamento legal debe validar las políticas. Sin un liderazgo claro desde la dirección, cualquier esfuerzo se limita a una capa tecnológica superficial que no supera auditorías exigentes.

Otro mito habitual es el de la "certificación por compra". Persiste la idea errónea de que el proceso puede acelerarse mediante la adquisición de plantillas o herramientas de software automatizadas. Si bien estas herramientas pueden ser de utilidad, no sustituyen el trabajo real. Un auditor experimentado puede detectar con facilidad políticas copiadas y pegadas que no reflejan la realidad operativa de la empresa. Del mismo modo que unas zapatillas costosas no corren una maratón por su dueño, la compra de documentos no garantiza la madurez de un sistema de seguridad.

Finalmente, existe el temor a la documentación. El ENS requiere una cantidad significativa de evidencia documental, pero su finalidad no es burocrática, sino estructural. Los documentos funcionan como bitácoras del proyecto, permiten registrar decisiones, garantizar la continuidad del conocimiento y fomentar una lógica clara en la implementación. Sin estos registros, incluso las mejores medidas de seguridad se convierten en conocimiento tribal, difícil de sostener en el tiempo. Superar estos enemigos internos —la delegación incorrecta, la mentalidad de atajo y el rechazo a documentar— constituye el primer paso determinante en cualquier proceso de adecuación.

Los papeles y la realidad del día a día 

El ENS no debe considerarse como un título permanente que se exhibe en la pared. Es más bien equiparable a un permiso de conducir: obtenerlo representa solo el comienzo. A partir de ese momento, es necesario demostrar que se mantiene la capacidad de operar con seguridad. Por esta razón, existen distintos niveles de certificación y exigencias de mantenimiento. Los niveles de conformidad —Básico, Medio y Alto— no son reconocimientos decorativos, sino indicadores del tipo de información que una organización está preparada para manejar.

El Nivel Básico acredita que se han cumplido los requisitos fundamentales. Representa una muestra de higiene digital básica y control de riesgos menores.

El Nivel Medio implica requisitos más estrictos. Está dirigido a empresas que gestionan datos cuyo compromiso podría generar daños significativos. En este nivel, se exige robustez y madurez operativa, siendo el estándar habitual para contrataciones serias con la Administración.

El Nivel Alto se reserva para entornos de seguridad crítica, donde se maneja información esencial para el funcionamiento del Estado o la seguridad de los ciudadanos. Requiere una dedicación intensiva y recursos considerables, al alcance de pocas organizaciones.

Tras la obtención de la certificación, comienza la etapa de mantenimiento. El ENS establece auditorías completas cada dos años, así como una vigilancia continua que obliga a las organizaciones a reevaluar constantemente sus riesgos, adaptarse a nuevas amenazas y mejorar su nivel de defensa. Este enfoque convierte la seguridad en un proceso vivo, más allá de auditorías puntuales. La diferencia clave radica entre memorizar información para aprobar un examen y comprenderla para aplicarla de forma permanente.

Conclusión

Al concluir el proceso de adecuación, el Esquema Nacional de Seguridad revela su verdadera esencia. Aquello que en un principio puede parecer una barrera regulatoria se transforma en un motor de transformación organizacional. Obliga a las entidades a revisar sus estructuras, ordenar sus procesos y asumir que la seguridad de la información es hoy un pilar estratégico del negocio.

Este cambio de percepción, desde la resistencia inicial hasta la valoración plena del esquema, es identificado por firmas especializadas como Minery Report como uno de los indicadores clave del éxito. La certificación, aunque necesaria para operar en ciertos mercados, termina siendo solo un efecto secundario. El verdadero valor reside en la confianza generada —interna y externamente— y en la capacidad demostrada de gestionar entornos seguros. En un contexto donde la confianza se ha convertido en uno de los activos más frágiles y valiosos, dicha solidez constituye una ventaja competitiva incuestionable.

Contacto

Emisor: Minery Report

Contacto: Gabinete Periodístico

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