Publicado 03/12/2025 18:00

Brasil selecciona “Manas” para los Goya 2026, primera obra de ficción de Marianna Brennand

Marianna Brennand durante la entrevista sobre su película "Manas"
Marianna Brennand durante la entrevista sobre su película "Manas" - Cedida

MADRID, 3 Dic (EUROPA PRESS)

La directora brasileña Marianna Brennand presenta en Madrid Manas, elegida por Brasil para los Premios Goya 2026. La Academia del Cine ofrecerá un pase exclusivo para académicos el 8 de diciembre. Se trata de su primera película de ficción tras una carrera dedicada al documental. Brennand asegura que el proyecto nació de su intención de visibilizar la violencia que afecta a mujeres y niñas: “Hice ‘Manas’ porque quería dar voz a las mujeres y niñas que son silenciadas cada día”.

La película sigue a Marcielle, una niña de 13 años que vive en la isla amazónica de Marajó, quien experimenta una progresiva pérdida de inocencia dentro de una comunidad donde los abusos están normalizados.

La directora, cuyo largometraje obtuvo el Premio del Director en las Giornate degli Autori de Venecia y ha recibido diversos reconocimientos en festivales internacionales, considera que la presencia en los Goya forma parte de lo que define como “una sensación de misión cumplida o de misión en curso”. “Ser la película brasileña seleccionada para los Goya significa amplificar esta voz. Significa hacer eco de este mensaje”, ha dicho Marianna Brennand, en una entrevista concedida a Europa Press. La cineasta añade que este reconocimiento también pone de relieve que “la violencia es universal”, algo que identifica como un elemento central en la recepción del filme por parte de las audiencias .

MÁS DE UNA DÉCADA DE INVESTIGACIÓN

Brennand sitúa el origen del proyecto hace más de diez años. En ese momento, la directora acababa de estrenar un documental en Brasil cuando mantuvo una conversación con la cantante y activista Fafá de Belém, recién llegada de un viaje a la isla de Marajó, en el estado de Pará. Allí había observado la situación de niñas muy jóvenes que subían a barcazas del río Tajapuru y eran explotadas sexualmente a cambio de pequeñas cantidades de dinero, combustible o comida. “Me sentí completamente destrozada e indignada. Me parecía imposible creer que esto estuviera pasando”, recuerda la cineasta. Asegura que, tras conocer estos testimonios, su impulso inmediato fue “denunciar la situación” a través del cine.

Su primer planteamiento fue abordarlo mediante el formato documental. Sin embargo, tras valorar las implicaciones éticas, decidió descartarlo. “Tendría que poner a mujeres y niñas delante de la cámara y pedirles que relataran las experiencias tan violentas que habían vivido. Y eso sería muy traumático. Quería hacer esta película sin añadir más violencia”, explica. Este razonamiento la llevó a desarrollar "Manas" como una ficción inspirada en los testimonios recopilados durante la investigación.

UN PROCESO DE TRABAJO CENTRADO EN LA PROTECCIÓN DE LOS ACTORES

La actriz principal, Jamilli Correa, tenía 13 años y no contaba con experiencia previa en interpretación. Brennand explica que este hecho implicó un proceso de trabajo especialmente cuidadoso. Antes del rodaje, se realizaron talleres con las menores seleccionadas y se mantuvieron conversaciones con sus familias para asegurar que comprendieran el contenido general de la historia. “Sabían de qué trataba la película, pero nunca les dejamos leer el guion”, señala. La directora explica que las escenas se preparaban de forma simbólica, evitando que las niñas se sumergieran emocionalmente en los elementos más difíciles del relato.

Con el objetivo de reducir la presión sobre Correa, Brennand tomó la decisión de no informarle de que era la protagonista absoluta del filme hasta que vio la película terminada. “¿Te imaginas la presión para una niña de 13 años que nunca había actuado antes? No me parecía justo ni saludable”, afirma. La directora explica que, debido a la estructura de la película —que se narra enteramente desde la perspectiva de Marcielle—, cualquier presión añadida podría afectar no solo al bienestar de la actriz, sino al desarrollo mismo del rodaje.

Durante dos meses previos, el reparto convivió en la casa construida para el rodaje y se familiarizó con actividades cotidianas del entorno amazónico, como remar en canoa, moverse por el bosque o realizar tareas vinculadas al día a día de la región. Esta preparación buscaba que las intérpretes pudieran encarnar con naturalidad la vida de sus personajes.

UNA FICCIÓN CREADA DESDE LÍMITES ÉTICOS DEFINIDOS

La directora detalla que, desde las primeras versiones del guion, decidió que la película no incluiría representaciones gráficas de violencia sexual. “Fue una decisión ética y también política… Recrear esas escenas sería validarlas”, afirma. La película recurre a cortes narrativos y al uso del sonido para sugerir y transmitir lo ocurrido sin mostrarlo directamente. Brennand describe este enfoque como una forma de que el espectador experimente emocionalmente el proceso, sin exponer al público a imágenes explícitas. Su objetivo era que la violencia se percibiera a través de la vivencia del personaje y de la atmósfera creada en la película.

Además, remarca la importancia de evitar cualquier enfoque que pudiera contribuir a sexualizar la imagen de la protagonista. “Se trata de una niña de 13 años. No hay excusa para la violencia sexual”, apunta. En este sentido, la directora explica que quiso filmar a la intérprete con respeto, atendiendo tanto a su edad como al contexto de la historia, y evitando reproducir miradas que considera habituales en relatos audiovisuales construidos desde otros códigos.

RESPALDO INTERNACIONAL

La película cuenta también con el apoyo de figuras como Walter Salles y los hermanos Dardenne, quienes se incorporaron al proyecto durante la fase de escritura del guion. Más adelante, Sean Penn conoció a Brennand a raíz de su discurso en los premios Women in Motion. Según relata la directora, el actor le expresó su deseo de ver la película y, tras hacerlo, le transmitió su intención de apoyarla: “Me dijo: ‘Esta película es urgente. Es necesaria. El mundo entero necesita verla’”. Penn colaboró en la organización de una proyección en Los Ángeles presentada junto a Julia Roberts, quien afirmó que la película permitiría observar transformaciones en el público tras el visionado.

EL IMPACTO DE LA RECEPCIÓN DEL PÚBLICO

Aunque “Manas” ha sido premiada tanto por jurados como por el público en distintos certámenes, Brennand destaca especialmente las interacciones personales que le trasladan espectadoras tras las proyecciones. “Que una mujer se me acerque después de ver "Manas" y me diga: ‘Gracias por hacer esta película. Gracias por tu valentía’… Eso no tiene precio”, señala. Para la directora, estos comentarios reflejan una identificación que, según explica, se repite dentro y fuera de Brasil y que tiene relación con el hecho de que muchas mujeres han experimentado distintas formas de violencia a lo largo de su vida: sexual, física, psicológica, moral o económica .

PRÓXIMOS PROYECTOS

De cara al futuro, Brennand señala que no ha definido todavía si su próximo trabajo será documental o de ficción. “Depende de la historia”, afirma, aunque reconoce su interés por volver a rodar ficción tras la experiencia con "Manas". Aun así, mantiene su vínculo con el documental, un formato al que considera necesario cuando surgen historias que, afirma, “simplemente te llegan y necesitas contarlas”.

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