Actualizado 09/05/2018 08:32

El creacionismo literario, principales características y autores más destacados

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   MADRID, 9 May. (Notimérica) -

   "Un poeta es un pequeño Dios", aseguraba el chileno Vicente Huidobro, padre del creacionismo y uno de los máximos exponentes de poesía a nivel internacional.

   Con esta premisa, la del poeta creador de un universo recogido en eso, en verso, Huidobro creó este movimiento estético, principalmente iberoamericano, constituido como una de las vanguardias literarias más importantes del siglo XX. El creacionismo entendía que la función de las palabras no era la de transmitir significados, sino la de ser bellas.

   Si por algo se caracteriza este movimiento literario es por el rechazo a la realidad. Reflejar la realidad tal y como existe significa no crear nada nuevo: la verosimilitud es el mayor enemigo del creacionismo. Esta necesidad de crear nuevas imágenes le permite utilizar palabras inexistentes o metáforas que carecen de lógica.

   El poeta creacionista dibuja con palabras su propio universo de formas muy diversas, como puede ser el uso de un lenguaje inventado, construcciones sintácticas nunca vistas antes, la mezcla de idiomas diferentes, juegos con las tipografías, no contar con una línea de tiempo o utilizar largas enumeraciones.

   El creacionismo no está sujeto a ninguna norma estética, es libre en su contenido y su continente y entremezcla ambos de forma irracional para hacer su arte. Toda esta innovación convierte al poeta en un dios creador, que hace y deshace sus mundos internos y los expone al exterior mediante palabras creadoras de imagen.

   Esta vanguardia literaria nace durante la primera mitad del siglo XX en la mente del poeta Vicente Huidobro, muy vinculado a las corrientes de vanguardia de principios de siglo que buscaban experimentar con la palabra. Contribuyó a su creación el francés Pierre Reversy, coprotagonista de este movimiento, así como sus continuadores naturales, los poetas españoles Juan Larrea y Gerardo Diego.

huidobro

   "Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; el adjetivo, cuando no da vida, mata", aseguró en una de sus obras el poeta chileno Vicente Huidobro, padre del creacionismo.

   Huidobro nació el 10 de enero de 1893 en Santiago de Chile, en el seno de una familia aristócrata que le permitió acercarse al arte y la política desde la infancia. De niño estudió en un colegio de la capital chilena, donde comenzó a escribir sus primeros versos a la edad de 12 años.

   A los 18 años publicó su primer libro de poemas, 'Ecos del alma', una obra de corte más bien modernista. Durante esta época también fundó varias revistas literarias, como pueden ser 'Azul' o 'Musa joven'.

   En 1914, quizás por su gusto por las vanguardias europeas, decide trasladarse a París donde se dedica a escribir y a colaborar con diferentes publicaciones y revistas, así como a acercarse más a las tendencias poéticas del Viejo Continente. De esta época es su obra 'Pagodas ocultas'.

   Durante su estancia en Europa también visitó Madrid y realizó estudios de Psicología, Biología, Astrología y Alquimia. Aún en Francia lanzó la publicación 'Creación. Revista Internacional de Arte', un importante hito en las revistas sobre artes.

   Es en esta época en la que Huidobro desarrolla la que será una de las corrientes literarias más relevantes del siglo XX, el creacionismo, exponiendo en su obra 'Manifiesto' todas sus teorías con respecto a este estilo.

   Estas ideas fueron expandidas por el propio autor durante su estancia en Europa, donde coincidió con otros grandes intelectuales de su época.

   En 1931 el chileno publicó la que sería su obra maestra: 'Altazor o el viaje en paracaídas'. Esta obra es el máximo exponente del creacionismo y está compuesta por siete cantos. Huidobro dedicó años a la creación de este poemario. Un año después el poeta regresó a Chile.

   Huidobro poseía un claro sentimiento comunista, con lo que tras el estallido de la Guerra Civil española, en 1936, asistió al Congreso de escritores antifascistas y combatió con el bando republicano. También se vio inmerso en la Segunda Guerra Mundial, contienda en la que estuvo presente en eventos históricos como la caída de Berlín como corresponsal de guerra.

   Tras su participación en ambas guerras, volvió definitivamente a Chile en 1946. Un año después, con tan solo 53 años, sufrió un derrame cerebral, probablemente como consecuencia de sus heridas de guerra. Finalmente Vicente Huidobro falleció el 2 de enero de 1948, a los 54 años, siendo considerado uno de los mejores poetas iberoamericanos.

   Según los deseos del propio autor fue enterrado en una colina con vistas al mar, bajo un epitafio que reza: "Aquí yace el poeta Vicente Huidobro. Abrid la tumba. Al fondo de esta tumba se ve el mar".