Actualizado 02/01/2015 10:58

Cuando eres un niño de la calle en Buenos Aires

Imagen de la película 'años de calle'
Foto: INCAA

MADRID, 27 Dic. (Notimérica) -

   Ismael, Rubén, Andrés y Gachi. Son los nombres de cuatro niños -ahora adultos- argentinos cuyas vidas han transcurrido siempre entre la calle y la cárcel. Como otros muchos menores huérfanos o que viven alejados de sus familias en Buenos Aires, buscaron un techo durante años en la estación de trenes de ONCE, en uno de los barrios más peligrosos de la capital.

   Era 1999. Ismael, a los 17 años, tenía a todos sus amigos en la cárcel. A Rubén, de 13, su madre le había perdido la pista hacía dos años, pero él la seguía con frecuencia cuando ella se dirigía al hospital para ser tratada del cáncer en los pulmones que padecía. Andrés, con tan solo 12 años ya presumía de haber matado a un policía con la ayuda de sus amigos y a Gachi, la única chica, le costaba reconocer que necesitaba la ayuda de una psicóloga para cuidarse y no quedar embarazada. Después tendría 8 hijos.

   En aquel momento, Laureano Gutiérrez, un empleado del Centro de Atención Integral a la Niñez y Adolescencia, les propuso la opción de inscribirles en un taller de fotografía, donde más tarde conocerían a su directora, Alejandra Grinschpun. "¿Qué será de estos chicos dentro de diez años?", se preguntaron los dos fotógrafos. Fue en ese momento, y en ese lugar, donde empezó la historia del documental 'Años de calle', que ha dirigido la propia Grinschpun después de filmar a los jóvenes durante más de una década.

   "Esos chicos despertaron mi curiosidad por sus rincones, sus rutinas, sus juegos y el modo inocente que tenían de transitar la dura situación que les tocaba vivir. Con mi cámara de testigo y junto a Laureano Gutierrez los acompañé por la Buenos Aires que ellos vivían a diario, conocí los lugares que frecuentaban y la gente con la que compartían sus días. Crecieron y se transformaron sus caras, sus gestos y sus realidades. Se convirtieron en adultos y lo hicieron con carencias básicas y desde la total exclusión", asegura la directora.

   Durante todo ese tiempo a los jóvenes les dio tiempo a entrar en la cárcel y salir varias veces, regresar a casa, sentirse aceptados y rechazados e incluso tener varios hijos. Si en la primera etapa reinaba, entre comillas, "una vida lúdica", a partir de 2004 comenzó "la desolación". Rubén estaba en la cárcel y Andrés salía de ella con muy pocas posibilidades de reinsertarse en la sociedad; era el claro ejemplo de la ineficacia de las instituciones. Gachi ya había tenido tres hijos y estaba embarazada de una niña. Solo Ismael, quizá por la responsabilidad de ser el mayor, había encauzado su vida y trabajaba en la reinserción de otros niños de la calle.

   En 2010, la otra gran fecha clave del documental, a Rubén le habían perdido la pista, Andrés había pasado unas cuantas veces más por prisión y Gachi continuaba teniendo hijos de los que al poco tiempo perdía la custodia. Ismael se había convertido en 'el nuevo Laureano' y enseñaba fotografía a los chavales sin hogar.

   'Años de calle' es la historia de cuatro jóvenes que por algún motivo llamaron la atención de los trabajadores de aquella escuela de fotografía, pero también es una reivindicación de que son muchos los menores argentinos que viven en los suburbios de las ciudades sin que las instituciones públicas se ocupen de ellos. Es un toque de atención para el Gobierno (en general, no para ninguno en concreto), que debe canalizar sus medidas sociales hacia la inclusión de todos estos niños y adolescentes.

   El documental, que se estrenó el pasado 4 de diciembre, ha participado en la 15ª edición de los premios BAFICI y en los festivales de Zurich, La Habana y el Internacional de Mendoza. Además, ha recibido los premios a Mejor Película Argentina y Mejor Documental Competencia Argentina en Incaa TV.

   

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