BUENOS AIRES, 13 May. (Notimérica) -
Imagínate montar un negocio en homenaje a tus músicos favoritos y que te vaya "sobre ruedas", donde te ganes la vida y la crisis no sea un problema. En esta historia hay tres héroes: Un carnicero, un óptico y un peluquero. Todos ellos tienen un negocio en el que, aunque no son del mismo sector, comparten algo en común: el amor por Los Beatles.
Cuando Pablo Arana y su cuñado tuvieron la idea de abrirlo, no se imaginaron todo lo que vendría después. Este ciudadano de Alta Gracia, provincia de Córdoba, con 35 años decidió abrir una carnicería a la que llamó "Paul McCarne". "Una noche buscábamos un nombre para la carnicería y surgió ese tras ver un CD de McCartney. Esa fue una de las causas, además de que yo soy Pablo, de donde saqué Paul, y también me llamo Marcelo, que tiene la M de Mc y carne por carnicería", cuenta entre risas este emprendedor.
Lo alucinante de esta historia llega cuando, por casualidad de la vida, un amigo del músico Paul McCartney visitó Alta Gracia en 2014 y, al ver la carnicería, le sacó una foto y se la mandó al cantante. Días después, el famosísimo bajista de Los Beatles publicó la imagen en su cuenta de Twitter: "A friend of mine saw this on holiday. How hilarious! Love Paul" (Un amigo mío vio esto durante sus vacaciones. ¡Qué divertido! Cariños, Paul).
Desde ese momento, Arana se convirtió en casi un personaje célebre. "Nadie se había dado cuenta del nombre de la carnicería pero después de eso salió en todos los medios". El propietario la decoró con cuadros de la banda y, además, en honor al músico, que es vegano, propuso vender productos en versión vegana con soja y verduras.
PELUBEATLE Y ÓPTICA LENNON
Pero Arana no fue el único que se inspiró en los cuatro de Liverpool para nombrar a su negocio. También lo hizo Gerardo Weiss, el propietario de la primera peluquería Beatle de América Latina, más conocida como la Pelubeatle, quien estaba endeudado con 15 tarjetas de crédito e incluso vendió su coche para salir del pozo financiero en el que se encontraba. Hasta que un día un periodista hizo un reportaje de su tienda que tuvo eco incluso en medios internacionales. Desde ese momento la tienda comenzó a tener un éxito inigualabale. Una historia a la que podríamos titular "de la quiebra al repunte, gracias a Los Beatles".
Alejandro Pérez Gua, dueño de la óptica Lennon, es también otro afortunado en el mundo de los negocios. Su gusto por el músico y un poco de ingenio hizo que se le ocurriera el chiste de las gafas que caracterizaron al beatle para nombrar a su negocio 'Laboratorio óptico Lennon'. Además, la vida de Alejandro Pérez y la de John Lennon pasaron por caminos muy semejantes. Ambos dejaron sus estudios muy jóvenes y los dos eran unos apasionados de la música. "La pata fuerte de la óptica es la línea de lentes de diseño Lennon, redondas", señala Pérez Gua.
Como en todo negocio, los tres emprendedores argentinos han pasado por mejores y peores épocas. Sin embargo, parece que con Los Beatles como padrinos siempre hay éxito.