Publicado 14/10/2017 07:19

Las dificultades de ser director escolar en Iberoamérica

Las dificultades de ser director escolar en Iberoamérica
REUTERS/NOTIMÉRICA

   MADRID, 14 Oct. (Notimérica) -

   La calidad de la enseñanza está directamente relacionada con el buen funcionamiento de las escuelas. Maestros, alumnos y familias son esenciales, pero un director comprometido es imprescindible. ¿Qué es y qué supone ser director escolar?

   La falta de definición, debido a la heterogénea legislación de los países, es uno de los objetos de estudio de la Organización de Estados Iberoaméricanos (OEI) para el séptimo informe de Miradas: 'Miradas sobre la educación en Iberoamérica' presentado el pasado 5 de octubre en Casa América en Madrid.

   La imposibilidad de concretar qué es un gestor escolar provoca que sus funciones sean múltiples: desde la creación del currículum educativo hasta la financiación del colegio, pasando por la contratación de maestros. Los países únicamente se ponen de acuerdo a la hora de exigir, como mínimo, un título universitario para ejercer.

   La asunción de nuevas responsabilidades tampoco está reglada. Sin programas de incentivos o de formación adicional, convertirse en director escolar supone un 24 por ciento más de sueldo, menos horas electivas, pero una jornada laboral más extensa.

   

   Otro de los problemas, quizá, reside en colectivizar en masculino. El séptimo informe de 'Miradas sobre la educación en Iberoamérica' asegura que el 60 por ciento de los gestores son mujeres, así como el 70 por ciento de los profesores.

   Recientes estudios hacen hincapié en el aumento de las funciones pedagógicas de los directores, sin embargo, el informe de la OEI contrasta que esto no es una realidad. El 66 por ciento de la jornada laboral la dedican a tareas administrativas, mientras que el 34 por ciento restante se ocupan de las relaciones interpersonales entre maestros y alumnos, así como al plan docente.

   La escasa formación inicial y continua son dos de los factores más relevantes y vergonzosos con respecto a los directores escolares en Iberoamérica. Aunque poseen ciertas facilidades para asistir a congresos y talleres, lo teórico se superpone a lo práctico, afrontando su gestión sin supervisión.

   

   La evaluación de los directores escolares comenzó a extenderse en la década de 1990. Bolivia fue el primer país en 1957, mientras que México fue el último en 2015. Este arco tan amplio de tiempo ha repercutido directamente en lo que podía ser, y no es, la educación en Iberoamérica.

Un plan de incentivos, facilidades para la formación y la divulgación de buenas prácticas son las conclusiones a las que ha llegado este informe de 'Miradas' 2017 de la OEI para intentar poner en relevancia la figura del director y aumentar su liderazgo educativo.