Publicado 18/04/2014 09:12

García Márquez murió, como su personaje Úrsula Iguarán, un Jueves Santo

Una mujer llora la muerte de gabriel García Márquez
HENRY ROMERO / REUTERS


MÉXICO DF, (Notimérica/EP)

Si 'Cien Años de Soledad' fue una de las obras más reconocidas y queridas de la producción literaria de Gabriel García Márquez, y una obra maestra de la literatura hispanoamericana y universal, tal vez el destino ha querido que el escritor haya fallecido un Jueves Santo, igual que Úrsula Iguarán, uno de los personajes de ficción de esa novela.

"Amaneció muerta el Jueves Santo. La última vez que le habían ayudado a sacar la cuenta de su edad, por los tiempos de la compañía bananera, la había calculado entre los ciento quince y los ciento veintidós años", cuenta la novela sobre la prima y a la vez esposa de José Arcadio Buendía, otro de los personajes emblemáticos de la obra.

El Nobel quiso retratar a Úrsula como la mujer fuerte que saca adelante a su familia, y que muere a una edad muy avanzada (entre los ciento quince y los ciento veintidós años) y completamente ciega.

En esa aldea donde habitaron Úrsula y los Buendía, en esos parajes donde transitaron coroneles esperanzados, prostitutas reivindicadas, ángeles chimuelos y de alas caídas, estirpes condenadas y resucitadas una y otra vez, las ideas de Gabo florecieron hasta poblar las paredes derruidas y sin fronteras del mundo.

De la mano de García Márquez descubrimos el hielo en medio del calor de la inmensurable selva, la espera desesperada de un coronel, los amores fugaces y los amores eternos, los felices e imperdibles sueños, la tristeza recóndita y los ejércitos de seres inexplicables y eternos condenados a vivir encerrados en cuentos imposibles de contar por alguien más, describe la agencia mexicana Notimex.

Sólo "Gabo" pudo retratar, a su manera, lo etéreo al lado de lo mundano, hacer navegar exquisitas historias en estelas extendidas por el mar de los recuerdos y rescatarlas del naufragio eterno, gracias a su imaginación poderosa y universal.

Gabriel García Márquez, como lo hizo Úrsula Iguarán en un Jueves Santo, se despidió este Jueves Santo de la humanidad agradecida por su genialidad.

'LA CASA' QUE SE CONVIRTIÓ EN 100 AÑOS DE SOLEDAD

El escritor y periodista colombiano entregó en dos partes, en 1967, a la editorial Sudamericana de Buenos Aires, una novela que escribió en México durante 18 meses de duro trabajo. Había pensado titularla, en un primer momento, 'La casa', pero para evitar confusiones con la obra de su amigo y coetáneo Cepeda Samudio, la rotuló finalmente 'Cien años de soledad', alcanzando el éxito inmediato y convirtiéndose en el símbolo y seña de un movimiento literario que se ha dado en llamar 'Realismo Mágico'.

Macondo, el pueblo ficticio descrito en 'Cien años de soledad', ha trascendido su mero papel de lugar de los hechos en esta novela para convertirse en un referente universal a un mundo de fantasía habitado por los personajes inmortales de esta y de otras obras de García Márquez: 'Los funerales de la Mamá Grande', 'La mala hora' o 'El coronel no tiene quien le escriba'.

El tema central de 'Cien años de soledad' es el surgimiento, desarrollo, esplendor, declive y desaparición de Macondo, una localidad inventada por García Márquez, pero que, dados su descripción y contexto, se podría situar perfectamente en la Colombia de principios de siglo XX. En esa villa irreal sucede la vida de varias generaciones de la familia Buendía.

El personaje que sirve para dramatizar ese eje narrativo es el de Úrsula Iguarán, el único miembro de la familia que vivirá prácticamente durante todas las generaciones de los Buendía y hasta los últimos capítulos de la novela.