Actualizado 21/08/2016 08:29

Iberoamérica recuerda a dos de sus grandes voces radiofónicas

DEGLANÉ Y MARTHINEITZ
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   MADRID, 21 Ago. (Notimérica) -

   El día 21 de agosto supone una fecha triste en la historia de la locución radiofónica. En el año 1983 desaparecía uno de los comentaristas chilenos más famosos, Bobby Deglané, mientras que en el año 2010 Perú perdía a uno de los innovadores del medio, Hugo Guerrero Marthineitz.

   Ambos tuvieron un punto en común: su enorme talento ante los micrófonos de la radio, destacando principalmente que ambos alcanzaron la fama lejos de los países donde nacieron. Por su parte, el trabajo de Deglané siempre irá encadenado a España, ya que se le considera el "arquitecto" de este medio en dicho país.

   Roberto Deglané Rodríguez y Portocarrero nació en Iquique en 1905, una ciudad costera del norte de Chile conocida como la 'Tierra de los campeones', y no es para menos teniendo en cuenta que allí se criaron boxeadores de especial relevancia como Estanislao Loayza y Arturo Godoy.

   La personalidad polifacética del comentarista le llevó a pasar de ser oficial de carabineros en el año 1928 a soñar con ser piloto en su viaje a Nueva York. Como resultado, estudió Periodismo en la Universidad de Columbia y en 1933 tuvo su primer acercamiento con el medio radiofónico.

   Se especializó como locutor deportivo en la academia de Floyd Gibbons y comenzó su trayectoria profesional en la emisora chilena 'Radio Minería' para pasar más tarde al país vecino, Argentina, donde pisó los estudios de 'Radio Rivadavia'. En sus intervenciones, comentó la labor de deportistas en lucha libre, boxeo y carreras de automóviles.

   Un año más tarde, en 1934, llegó a España, dando sus primeros pasos en 'Radio Barcelona'. El éxito cosechado en la cadena hizo que en 1935 le contratara la 'Radio Madrid', en la capital, y más tarde la famosa 'Cadena SER'. En ella se encargaba de retransmitir los combates de catch desde el Circo Price.

   En los meses anteriores a la Guerra Civil española, Deglané mantuvo relaciones con el bando nacionalista de extrema derecha, la Falange, enlaces que continuaron durante la contienda. Se dedicó a las emisiones especiales de radio encargadas de subir la moral a las tropas franquistas.

   Más tarde fue redactor de la revista 'Fotos' pero volvió a decantarse por la radio, donde creó un estilo único que se basaba en la cercanía al oyente. De esta forma, se especializó en lo que más le permitía conectar con su público: los concursos.

   Algunos de sus programas tuvieron la máxima audiencia en España, como es el caso de 'Todo vale', 'Carrusel Deportivo' y 'Ay qué risa' pero, sobre todo, sus espacios fundamentales fueron 'Cabalgata de fin de semana' y 'La melodía misteriosa'.

   Fue tal su repercusión que el servicio de Correos de España tuvo que habilitar un servicio especial para sus correspondencias, llegando a recibir cerca de 37.000 cartas de oyentes y seguidores durante los años que ocupó el espacio de las noches de los sábados, desde 1951 hasta los años 60.

   Quizás los espectáculos de variedades que vemos hoy en la televisión hayan tenido inspiración en su trabajo pero, desde luego, no parece que vayan a alcanzar el éxito sin precedentes del periodista chileno durante el pasado siglo en España, especialmente en la posguerra. Es así como se le considera pionero en la radio, capaz de juntar más audiencia que el medio audiovisual en los hogares.

   Su esplendorosa etapa en la década de los 50 se tornó de manera muy diferente en el período siguiente, marcado principalmente por la muerte en un accidente de uno de sus hijos. Sin embargo, Deglané tuvo interés por seguir formándose, esta vez en Alemania y Estados Unidos. Volvió poco después a Madrid, donde restornó a la Cadena SER en 1966 a la vez que se implicó en Radio Nacional de España (RNE).

A partir de ese momento y hasta 1977 su trabajo tuvo poco que ver con lo vivido anteriormente. Marcado por la censura del bando con el que previamente había mantenido una buenas relaciones, Deglané se sumió en el más profundo declive cuando fue expulsado de la cadena en la que había cosechado tantos éxitos. A pesar de ello, recibió un homenaje nacional y se le concedió la medalla al Mérito en el Trabajo un año después.

   Todas las condecoraciones son pocas si se tiene en cuenta su incansable labor radiofónica durante casi 50 años, donde sus impecables habilidades le permitieron ganar la maratón de la academia radiofónica neoyorkina donde se formó, en Floyd Bybbons, después de haber permanecido frente a los micrófonos durante algo más de siete horas seguidas.

   El locutor hispano-chileno falleció a la edad de 77 años en el conocido centro sanitario madrileño de Santiago Ramón y Cajal al haberse agravado un proceso linfático que le afectaba desde hacía unos meses. Sus restros mortales se encuenrtran en el pueblo donde nació su mujer, Arenas de San Pedro, situados en la ciudad de Ávila, España.

MARTHINEITZ, EL 'PERUANO PARLANCHÍN'

   Otra de las grandes voces que ha acogido el periodismo radiofónico es la de Hugo Guerrero Marthineitz, un locutor peruano que realizó toda su obra en Argentina proponiendo un nuevo método al medio en el que también destacó Deglané.

   Nacido en la ciudad de Lima (Perú), Marthineitz trabajó en dicho territorio hasta pasar a Chile y Uruguay pero fue en Argentina donde dejó la huella por la que se recuerda su trayectoria profesional. Algunos de sus espacios más interesantes son 'El club de los discómanos', 'El Show del minuto' y 'Splendid Show'.

   Sin embargo, su talento le impulsó a la escritura de algunos libros como 'De hastío, los gatos y los días', publicado en 1976 o 'Pasto de Sueños', presentado a los lectores veinte años después. Como su labor como comentarista, Marthineitz supo sacar su lado más rebelde bajo la tinta y el papel.

   Creó una nueva manera de hacer radio de una forma optimista e intimista en la misma medida que se dejaba llevar por la ironía y el sarcasmo. Lo cierto es que su vida estuvo marcada por fuertes idas y venidas ideológicas que lo acusaban de ser izquierdista, como también se decía que mantenía lazos con los jesuitas o los masones.

   Debido a su afilada forma de contar las cosas, fue censurado en varias ocasiones por los gobiernos militares y democráticos argentinos. Es así como, de nuevo, una próspera carrera profesional fue truncada de nuevo por la desaprobación y la condena. Su tendencia a decir lo que pensaba de forma transgresora y original le llevó a pertenecer al grupo de mejores y más reconocidos locutores del pasado siglo en el país junto a Cacho Fontana, Antonio Carrizo y Héctor Larrea.

   Así fue galardonado en 1987 con dos premios 'Konex' de platino radial y un 'Premio Eter' por su fructífera trayectoria en 2007, entre otros honorarios. Sin embaro, a pesar de haber superado con éxito un cáncer de vejiga que le fue diagnosticado a inicios de la década de los 2000, pasó sus últimos días inmerso en la desesperación y la indigencia.

   Fue deshauciado de su departamento de la ciudad argentina de Buenos Aires en 2009, una residencia que costeaban sus tres hijos debido a sus ingresos mínimos en los últimos años. Parecía que su invitación a participar en el programa de Radio Rivadavia --otro de los nexos en común con el locutor chileno-- iba a arrojar luz a su atormentada situación.

   Pero lejos de ser beneficioso, peleó con el periodista que conducía dicho espacio, Mauro Viale, aludiendo un impago de unos 7000 pesos argentinos (unos 1800 dólares estadounidenses). No solo no recibió ni una moneda por su intervención sino que meses después, en julio de 2010, fue internado en un hospital neuropsiquiátrico en estado de desnutrición.

   Un mes después, el 21 de agosto, falleció debido a un paro cardiorrespiratorio a los 86 años de edad en el Hospital Clínicas de la ciudad de Buenos Aires. Desaparecía así uno de los mejores innovadores en el terreno radiofónico, apodado como 'El negro', por su estridente e intransigente voz que siempre pronunció lo que la censura intentaba evitar.