Actualizado 21/09/2014 19:09

Muestran el manuscrito teñido con sangre de Agustín de Iturbide tras su fusilamiento

Manifiesto teñido de sangre de Agustín de Iturbide
Foto: BDMX

MÉXICO DF, 21 Sep. (Notimérica/EP) -

   La Biblioteca Digital Mexicana (BDMX) ha mostrado los fragmentos del manuscrito teñido con sangre, encontrado entre la faja y la camisa de Agustín de Iturbide, artífice de la independencia de México, después de su fusilamiento, el 19 de julio de 1824.

   En él, el militar mexicano, cuya vida refleja los vaivenes del proceso que condujo a la emancipación de México, realizaba una defensa emocional de su actuación pública.

   El 21 de mayo de 1822 había sido coronado emperador de México, con el nombre de Agustín I, pero no logró establecer la paz, y abdicó el 19 de marzo de 1823, partiendo hacia al exilio en Europa.

   Sin saber que había sido declarado traidor y puesto fuera de la ley, regresó a México el 14 de julio de 1824. Detenido a su llegada, el forjador de la independencia fue fusilado por soldados compatriotas a los 41 años de edad.

   El 19 de julio, el presidente de la legislatura de Tamaulipas, un cura, le administró los últimos sacramentos a Iturbide, quien le confesó tres veces sus pecados y dijo sus últimas palabras: "¡Mexicanos! Muero con honor, no como traidor; no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha, no soy traidor, no".

    El cuerpo fue enterrado en la iglesia parroquial de Padilla, que no tenía techo y estaba abandonada.

MANIFIESTO

   El manifiesto publicado por la Biblioteca Digital Mexicana, fue escrito por Iturbide en su destierro en Italia y está dirigido al ministro plenipotenciario de Su Majestad Británica.

   "(...) no tengo la presunción delos literatos, ni el orgullo que suele atribuirse a los que ocupan puestos semejantes al que yo dejé; mi objeto es sólo sincerarme de las detracciones con que se me calumniara, y del desafecto de los que me son deudores de otros sentimientos: amor a la humanidad, idolatría por mi patria, anhelo por el orden y deseos de destierro de mi país la esclavitud y la ignorancia en que yacía (...)".

   Iturbide tardaría años en ser reconocido como padre de la patria; en 1838, bajo la presidencia de Anastasio Bustamante, sus restos fueron inhumados con honores en la Capilla de San Felipe de Jesús de la catedral capitalina.