Actualizado 29/09/2018 01:59

Ochenta años sin la solitaria lucidez de Vallejo

César vallejo
WIKIPEDIA

   LIMA, 29 Sep. (Notimérica) -

   "Yo nací un día que Dios estuvo enfermo". Así hablaba de sí mismo el más internacional de los poetas peruanos, un César Vallejo que nos dejó huérfanos de arte hace ocho décadas.

   Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios, desde el ensayo y la prosa, pasando por la poesía y el teatro y acabando en la docencia, la traducción y el periodismo, desarrollando en todos un talento universal, aunque su género fue siempre la poesía.

   Este mestizo con cara de indio al que sus amigos llamaban 'cholo', una forma despectiva de referirse en Perú a las personas con rasgos indígenas, convirtió esta identidad en un rasgo característico de su poesía y su prosa así como en una lucha social que ocuparía su vida: poner en valor la cultura indígena.

   Del modernismo al posmodernismo, la carrera de Vallejo se centra en hablar para todo el mundo. El poeta peruano predicaba que lo importante era apelar a lo humano sin distinción de clase, no como una manera de alcanzar el éxito, sino como un indispensable de cualquier arte.

   La muerte de su madre, los más de 100 días que estuvo en la cárcel y su viaje a Europa, del que nunca regresaría, hicieron de Vallejo el hombre que fue, un poeta que volcaba en sus escritos su 'yo' más interno.

   Poemarios como 'Los heraldos negros', 'Trilce', 'Poemas en prosa' o 'España, aparta de mí este cáliz' (los dos últimos, póstumos), recuerdan el genio de un poeta eterno, que también ha sabido distinguirse en géneros como el teatro, la narrativa y el ensayo.

   Con 46 años, en 1938 París vio morir a Vallejo tal y como él había predicho al escribir "me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corro-, tal vez un jueves, como es hoy, de otoño". Ocho décadas después podemos asegurar que el poeta peruano se equivocaba: aún vive.