CANTABRIA, 2 Oct. (EUROPA PRESS)
Entre los verdes eternos de los Valles Pasiegos emerge una joya arquitectónica con cuatro siglos de vida: el Palacio Helguera, un refugio boutique donde la historia se entrelaza con el lujo y la calma de la hospitalidad cántabra.
Construido en el siglo XVII, fue hogar de familias nobles que dejaron su huella en muros, jardines y salones. Hoy, aquel legado se revive con una sensibilidad única. El escritor Juan Mateu de Ros lo narra en Un Palacio y Once Despertares: Cuatrocientos Años Después, obra que devuelve voz a una construcción que resistió al tiempo y a los silencios del valle.
La visión de Malales Martínez Canut
La metamorfosis del palacio lleva la firma de Malales Martínez Canut, interiorista reconocida y apasionada de los detalles. Su mirada encontró aquí un lienzo perfecto para crear un espacio vivo, auténtico y personal.
Inspirada en el rococó francés del XVIII, Malales viajó por Europa en busca de muebles, tapices y objetos con alma. Cada pieza ocupa su lugar en los once dormitorios, que además están disponibles para la venta, convirtiendo la estancia en una experiencia que también se colecciona.
“Decoré el Palacio Helguera como me gustaría que me recibieran en los hoteles donde me hospedo”, resume. Y así, el hotel se convierte en un museo íntimo que, lejos de ser solemne, invita a habitarlo.
Un destino dentro del destino
El Palacio Helguera no es solo alojamiento: es un universo. Salones luminosos, chimeneas encendidas, jardines infinitos y rincones que susurran descanso.
La piscina es protagonista. Un diseño contemporáneo que une interior y exterior, con vistas que se abren hacia los valles en un diálogo perfecto entre arquitectura y naturaleza.
El spa invita a la desconexión, mientras que la moderna sala de fitness combina tecnología alemana con la calidez de la madera. Todo pensado para que el bienestar sea parte natural de la experiencia.
Y en la mesa, la cocina cántabra brilla con productos locales elevados a la esencia más pura. El restaurante, íntimo y elegante, es escenario tanto para una cena romántica como para un encuentro pausado con los sabores de la región.
Cantabria en cada ventana
Situado en el corazón de los Valles Pasiegos, el palacio es también punto de partida para descubrir la Cantabria más genuina: senderos de montaña, pueblos con encanto, gastronomía auténtica y paisajes que mutan con cada estación.
La primavera viste el valle de verde fresco; el otoño lo tiñe de oro; el invierno lo cubre con un manto blanco. Desde cada ventana, la naturaleza se contempla como un cuadro vivo.
Hoy, el Palacio Helguera se erige como destino de referencia para quienes buscan exclusividad, historia y serenidad. Aquí, el pasado conversa con el presente, la decoración se vuelve experiencia y cada huésped se siente parte de un relato que aún se escribe.
Más que un hotel, es una invitación a despertar en un palacio, donde la tradición se renueva y cada viaje se convierte en recuerdo imborrable.