Actualizado 11/06/2010 19:23

MUNDIAL-Muerte bisnieta Mandela opaca inicio de Copa

Por Barry Moody

JOHANNESBURGO (Reuters/EP) - Tamborileros y bailarines cautivaron a los aficionados de fútbol en el estadio Soccer City el viernes en un brillante preludio del pitazo inicial de la Copa del Mundo, una fiesta opacada por la ausencia de Nelson Mandela debido a una tragedia familiar.

Mandela canceló su asistencia a la inauguración luego de que una bisnieta suya falleciera en un accidente de tránsito cuando se trasladaba a casa tras asistir a un concierto previo al Mundial, ensombreciendo las celebraciones por el inicio del mayor acontecimiento deportivo de la historia de Africa.

Al ex presidente sudafricano, de 91 años, se le atribuye el lugar de padre de Sudáfrica tras el final del apartheid, y una confirmación sobre su presencia en el partido inaugural desató un frenesí patriótico antes del evento, que comenzó con la selección local enfrentando a México, desde las 1400 GMT.

Mandela, cuyo estado de salud es frágil, desestimó la posibilidad tras saber que su bisnieta Zenani, de apenas 13 años, había muerto mientras se dirigía a su casa en coche el jueves por la noche.

"Quería venir a saludar y estar con todos nosotros, pero ocurrió una tragedia. Dijo 'el partido va a empezar, deben disfrutarlo'", comentó el presidente sudafricano Jacob Zuma en la ceremonia inaugural.

El presidente de México, Felipe Calderón, pidió trasmitir sus más sinceras condolencias a la familia de Mandela y al pueblo sudafricano por el trágico fallecimiento de Zenani Mandela, según un comunicado de la presidencia.

El conductor del vehículo que la atropelló fue arrestado y la policía dijo que estaba investigando el caso como homicidio culposo.

Zenani Mandela, que murió dos días después de su decimotercer cumpleaños, era una de los nueve bisnietos del ex mandatario, cuyo enorme carisma y prestigio son algunas de las causas a las que se atribuye el hecho de que la Copa del Mundo esté en Sudáfrica.

"Estamos seguros de que los sudafricanos y personas de todo el mundo mostrarán solidaridad con el Sr. Mandela y su familia como consecuencia de esta tragedia", expresó la fundación del ex presidente.

La muerte ensombrece un entusiasmo sin precedentes en Sudáfrica, que durante años se ha visto atormentada por el pesimismo de que el acontecimiento deportivo más visto del mundo era demasiado grande para gestionarse en el continente africano.

Ese pesimismo se ha transformado en las últimas semanas y los sudafricanos de todas las razas apenas pueden contener su orgullo de estar en la escena principal del planeta.

"Hemos estado esperando durante años este momento, rezando para que sucediera", confesó el aficionado local Nicolas Sello, de 54 años.

Llegó al estadio al amanecer, 10 horas antes del pitazo inicial, ataviado con una camisa especialmente confeccionada que recuerda a la bandera nacional del país. No fue el único. Las trompetas conocidas como vuvuzelas podían oírse antes del amanecer en todo el país.

CORO DE VUVUZELAS

La nación amaneció con el sonido de las vuvuzelas, las típicas trompetas locales, y todas las miradas se volvieron hacia el Soccer City donde tuvo lugar la ceremonia de inauguración y el primer partido entre el local Sudáfrica y México.

Aviones rugieron sobre cientos de artistas que mostraron su música y danzas en el estadio de 90.000 espectadores, que imita la forma de una "calabash", una típica olla africana. Un escarabajo gigante hizo rodar una pelota en el césped.

Los atascos de tráfico y enormes filas fuera del estadio hicieron que muchos aficionados no pudieran llegar al interior, una preocupación de los organizadores, pero finalmente el escenario se llenó a tiempo para el comienzo del partido.

El héroe contra el apartheid de Sudáfrica Desmond Tutu, quien ha dicho que la Copa del Mundo tendrá un impacto tan grande para los negros como la elección en Estados Unidos del presidente Barack Obama, bailó extasiado llevando la bufanda de los "Bafana Bafana", como es conocido el equipo sudafricano.

El partido inaugural es seguido por un choque en Ciudad del Cabo entre Uruguay y Francia.

Como parte del ambiente, decenas de aficionados mexicanos vestidos como cantantes de mariachi con sombreros de ala ancha, bromearon con los sudafricanos, a los que prometieron arruinarles el día.

Mientras que Obama no estuvo presente, su vicepresidente Joe Biden hizo el viaje, para envidia de su jefe. "El presidente está enojado", bromeó Biden. Obama se encuentra en Estados Unidos manejando la crisis por el derrame de petróleo de BP.

GRAN DESAFIO PARA AFRICA

Albergar con éxito este torneo que se realiza por primera vez en Africa supondrá mucho más para los organizadores que un simple deporte.

En juego está la reconciliación racial, la reafirmación de una nación post-apartheid que a menudo atraviesa problemas, futuras inversiones y millones de dólares dejados por turistas.

También es un símbolo de la emergencia de Africa tras décadas de estereotipos que lo retrataban como un continente de desastres, conflictos y fracasos que se ha convertido en una región dinámica con más inversiones extranjeras que nunca.

Los mexicanos no sólo tendrán que lidiar con el frenesí de fervor patriótico sino también con el molesto sonido de las vuvuzelas, tan alto que puede casi impedir la comunicación entre jugadores y entrenadores.

Aunque en su momento la selección sudafricana fue señalada como una de las más débiles del Mundial -y aún lo es- los 12 partidos invicto con los que llega el equipo al torneo implican que tiene la confianza alta.

PROBLEMAS

Una serie de crímenes relativamente menores sufridos por periodistas y tres futbolistas griegos en los últimos días hizo subrayar los riesgos de uno de los países más violentos del mundo fuera de una zona de guerra.

Seis personas resultaron heridas el jueves en una disputa entre el público en la principal zona de hinchas de Ciudad del Cabo, cuando miles intentaron ingresar.

La muerte de la bisnieta de Mandela, producida un día después de que tres turistas británicas fallecieran en un choque en autobús, destacó el hecho de que los visitantes afrontan peligro en las calles, y no sólo por el crimen.