Publicado 21/05/2023 19:27

Más de 1.600 estudiantes de UNIR celebran su graduación en Bogotá

Diecisiete estudiantes indígenas recogieron sus diplomas de UNIR y mostraron, en maquillajes y vestimentas, rasgos típicos distintivos de su comunidad
Diecisiete estudiantes indígenas recogieron sus diplomas de UNIR y mostraron, en maquillajes y vestimentas, rasgos típicos distintivos de su comunidad - UNIR

   LOGROÑO, 21 May. (EUROPA PRESS) -

   Más de 1.600 estudiantes están celebrando este fin de semana la Graduación Colombia 2023 organizada por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), en El Cubo Colsubsidio de Bogotá.

   Las ceremonias de graduación se han distribuido en cuatro sesiones, dos realizadas ayer y otras dos en este domingo, ya celebrada una esta mañana y en la tarde se llevará acabo la última. Todas ellas con las mismas características y similar participación, en las que los estudiantes han podido desbordar su alegría y emoción al recibir el diploma simbólico que los acredita como egresados de UNIR, acompañados de sus familiares.

   Las ceremonias han sido retransmitidas por streaming, en abierto para todo el mundo, medio que también ha servido para que otros estudiantes participasen virtualmente en su graduación.

   En la graduación celebrada esta mañana ha destacado la participación de diecisiete estudiantes indígenas de le etnia Emberá-Chamí que recogieron sus reconocimientos con maquillajes típicos y, en el caso de las mujeres (seis), vestidas con el traje tradicional de su comunidad.

   El acto estuvo presidido por Rafael Puyol, presidente de UNIR, quien se mostró dichoso de compartir un acontecimiento tan significativo en la vida de un estudiante, en un momento actual lleno de retos. "No conozco mejor instrumento posible para esos nuevos desafíos que el de una buena formación, la que hemos procurado trasmitirles desde nuestra institución educativa. La formación continua es una exigencia de nuestro tiempo", señaló.

COMITIVA Y LECCIÓN MAGISTRAL

   La celebración del Encuentro comenzó con la entrada de la Comitiva Académica en el auditorio, bajo los acordes de la marcha 'Pompa y Circunstancia' de Edward Elgar y que posteriormente dejó paso a la interpretación del himno de La República. La comitiva formada por una quincena de doctores de UNIR, estuvo encabezada por Rafael Puyol, presidente de UNIR, seguido por Flor Nancy Díaz de Piraquive, rectora de Fundación Universitaria Internacional de La Rioja; Adela López Martínez, vicerrectora de Estudiantes de UNIR; Isabel Díez Vial, vicerrectora de Desarrollo e Impacto Económico y Social de UNIR; Octavio Corral Pazos de Provens, decano de la Facultad de Salud de UNIR; y Manuel Herrera, director Académico de Relaciones Internacionales de UNIR, entre otros académicos.

   Las palabras de Adela López se hicieron eco en el auditorio con el primer acto programado en la ceremonia. Con la lección magistral 'Fundamentos antropológicos de la educación' hizo una reflexión en alto sobre el quehacer de un educador y la función formadora esencial en la educación, "una actividad eminentemente espiritual que se ocupa más de la inteligencia y del carácter", dijo.

   En su disertación se inspiró en grandes pensadores de la historia acerca de las facultades humanas, que se perfeccionan por la educación y que se adhieren "a lo característico del modo de vivir del hombre que es el conocimiento intelectual y la voluntad", aseveró. Destacó que la educación "es un acto esencialmente moral porque su fin es el mejoramiento de la persona".

   Además, habló de las virtudes como parte de ese proceso, "no adquiridas de forma innata, sino en el obrar humano". En este sentido la tarea formativa del docente es fundamental. "El alumno necesita referencias de tipo moral para diseñar su propio proyecto vital y modelos que le den fuerza moral para ejecutarlo. Por eso, es necesario que el profesor se comprometa activamente en la promoción de unos determinados valores".

   Finalmente, la académica enumeró algunas capacidades que el docente debe tener para afrontar su trabajo como formador (paciencia, constancia, prudencia, justicia, templanza*) que le permita trabajar en equipo y corregir errores. "El educador no puede separar lo que es de lo que hace y, por eso, dedicarse profesionalmente a educar supone un compromiso personal con un proyecto moral", concluyó.

LA VOZ DEL ESTUDIANTE

   En representación de todos los alumnos presentes y virtuales, Juan David Córdoba Betancourt, egresado del Máster Universitario en Educación Inclusiva e Intercultural, subió al estrado para dirigirse a la audiencia y plantear una inquietud personal: ¿será posible cambiar el mundo con un discurso? Alrededor de esta incógnita, "que sale del corazón, que a fin de cuentas es la co-razón", se articularon todas sus reflexiones.

   Córdoba animó a todos sus compañeros a estar listos antes los grandes retos que tienen por delante y recordó aspectos importantes para el desarrollo humano como la salud mental, la capacidad de aceptarse a sí mismo y saberse hacer más fuerte ante esos conflictos "que nos lleve ver en la diversidad la más grande oportunidad de aprendizaje, supervivencia y trascendencia de la civilización humana", enfatizó.

   El joven estudiante concluyó sin dar una respuesta a la pregunta inicial pero sí con una propuesta: "Puede que sea nuestra responsabilidad ontológica crear desde el interior el mundo que soñamos y que sea éste el que se proyecte en nuestro discurso".

ENTREGA DE DIPLOMAS

   El momento más especial para los alumnos llegó con la entrega del diploma, reconocimiento a un recorrido de estudios finalizado con éxito.

   Especialmente significativos fueron los turnos protagonizados por diecisiete estudiantes indígenas de la etnia Emberá-Chamí, pertenecientes al Municipio Mistrató del departamento de Risaralda. Estos subieron al estrado con maquillajes típicos de su comunidad y, en el caso de las seis mujeres, ataviadas con los trajes de gala tradicionales, muestra simbólica de orgullo y preservación de su cultura y costumbres. Un ejemplo simbólico del espíritu de UNIR de ser una universidad transfronteriza que ofrece igualdad en el acceso a los estudios superiores y llega donde muchas otras instituciones educativas no lo consiguen.

   El resto de los egresados hicieron el mismo camino que, con sus birretes y togas, fueron llamados por su nombre en grupos de quince, para recibir de manos del claustro de profesores su diploma simbólico. Orgullosos mostraron su recompensa en las fotografías protocolarias, al mismo tiempo que buscaban entre el público la mirada cómplice de sus familiares y compartir con ellos el instante de felicidad.

PALABRAS DEL PRESIDENTE

   Tras la entrega de diplomas, el último tramo de la ceremonia se completaba con la intervención de Rafael Puyol que se dirigió afectuoso a los alumnos. En su discurso mencionó a nombres ilustres de la investigación, de la empresa, del arte y del deporte para destacar en ellos su voluntad de no desfallecer ante la falta de resultados hasta conseguir los objetivos perseguidos.

   Puyol trasladó con ejemplos y energía el significado de palabras como motivación, confianza, trabajo duro y preparación. En esto último reparó como un objetivo prioritario de la institución que preside: "Ustedes ocupan el centro de lo que hacemos y creemos cumplir con el cometido de nuestra misión, la cual se consigue gracias la capacitación de nuestros docentes, la figura del tutor, la aplicabilidad de nuestras enseñanzas y las oportunidades laborales que les surgen", afirmó.

   También alentó a los estudiantes a ser valientes y a asumir riesgos para alcanzar sus objetivos con perseverancia, a trabajar en equipo y no tener miedo al fracaso. "El verdadero fracaso es no volver a intentar una acción y el mayor error que una persona puede cometer es tener miedo a cometerlo", resaltó.

   Por último, felicitó a los egresados por su esfuerzo, a sus familias por el apoyo incondicional a los estudiantes, y a los profesores "sin cuyos conocimientos y entrega nada de lo que hoy vivimos habría sido posible", destacó el presidente de UNIR, que rompió el protocolo alentado a todos a gritar vivas a los nuevos graduados, a sus familias y a los profesores.