Actualizado 17/12/2013 22:38

Fallece el fundador del primer Instituto de Restauración de Monumentos de América

Luis Ortiz Macedo.
CONACULTA

MÉXICO DF, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -

El arquitecto mexicano Luis Ortiz Macedo, que fundó el primer Instituto de Restauración de Monumentos de América, y que dirigió el Instituto Nacional de Antropología e Historia a finales de los años 60, falleció este martes, según ha informado el INAH.

Nacido en 1933 en la ciudad de México, el maestro en arquitectura por la UNAM, fue docente de esa institución y de las universidades Iberoamericana, de Guanajuato y Anáhuac, donde dirigió la Facultad de Arquitectura de 1982 a 1994.

En 1956 fundó el Seminario de Historia de la Arquitectura en la UNAM, donde también ejerció como secretario del organismo hasta 1960. Realizó estudios de posgrado en restauración de monumentos en Francia, y laboró en esa área en Italia, Bélgica y España.

Luis Ortiz Macedo presidió el Comité Nacional del International Council on Monuments and Sites (1977); fue director de Fomento Cultural Banamex (1982-1984), vocal ejecutivo del Consejo del Centro Histórico de la Ciudad de México (1984) y miembro del Seminario de Cultura Mexicana (a partir de 1985).

Antes de concluir sus estudios de licenciatura, Luis Ortiz Macedo se incorporó al ejercicio profesional de la arquitectura, principalmente con el proyecto y construcción de casas habitación y edificios; también tempranamente incursionó en el campo de la restauración de monumentos, en la Parroquia de San Mateo, en Tepetlacalco (1953), y en la Ex Hacienda El Altillo (1956).

Ese mismo año solicitó y ganó una beca para estudiar en Francia; allí se integró a un curso enfocado a formar a los jefes de monumentos históricos de las provincias galas y obtuvo el Diploma Superior de Restauración de Monumentos.

A su regreso a México, centró su labor profesional y académica en el Bajío, especialmente en la ciudad de Guanajuato, donde en 1963 fundó el Instituto de Restauración de Monumentos, el primero en América y cuna en Latinoamérica de la maestría en Restauración.

Posteriormente volvió a la Ciudad de México donde recibió el cargo de jefe del Departamento de Monumentos Coloniales y de la República del INAH, institución en la que se mantuvo a partir de 1966 y durante dos años desempeñando distintos cargos, incluida la Dirección General.

Allí, en colaboración con el arquitecto Jorge L. Medellín, intervino en las plazas de Santo Domingo, Santa Catalina, Regina Coelli y Santa Veracruz, además en el Jardín de San Fernando y en la Rotonda de las Personas Ilustres del Panteón de Dolores, así como el Alcazar del Castillo de Chapultepec, todos ellos espacios fundamentales de la Ciudad de México a los que se consideró oportuno rescatar del olvido con motivo de los Juegos Olímpicos.

Son también de esta época muchas otras obras de restauración, como la Plaza de Armas de Zacatecas, el Teatro Principal de Puebla, el Antiguo Hospital de Indios, en Teocaltiche, Jalisco, y algunas intervenciones al conjunto conventual de Acolman. Estuvo encargado de la primera restauración del Ex Convento de La Encarnación, sede de la Secretaría de Educación Pública en la Ciudad de México.

Terminada su gestión en el INAH, asumió el cargo de subsecretario de Enseñanza Técnica y Superior de la SEP, y a menos de un año se le encomendó la Dirección General del INBA, desde donde promovió la difusión y preservación del patrimonio cultural de distintas formas, por ejemplo, con la organización de exposiciones de artistas y arquitectos mexicanos, con artículos, conferencias y otras, como la creación de 66 casas de la cultura en el país, gestión que aún rinde frutos.

Ortiz Macedo fue también restaurador, asesor, investigador, escritor y arquitecto, campos en los que realizó numerosos y acuciosos trabajos. Su apoyo a distintas empresas culturales ha dejado huella en México: la colaboración para ver nacer el Festival Cervantino o el continuo ir y venir por el país impartiendo conferencias; su posición como vocal ejecutivo del Consejo del Centro Histórico y el impulso para que, en 1987, Xochimilco y el Centro Histórico de la Ciudad de México fuesen declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Entre los reconocimientos que recibió se cuentan el Premio Universidad Nacional en el área de Arquitectura y Diseño en 1995, el Diploma al Mérito por la Sociedad Defensora del Tesoro Artístico de México, la Legión de Honor por el Gobierno de Francia y la Orden de la República en grado de Comendador por el gobierno italiano. Fue miembro emérito del Seminario de Cultura Mexicana, académico emérito de la Academia Nacional de Arquitectura de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos.