Actualizado 06/10/2014 18:48

Lecciones de culturas ancestrales para frenar el cambio climático

Lecciones de culturas ancestrales
Foto: MARIANA BAZO / REUTERS

MADRID, 6 Oct. (Notimérica/EP) -

   Más de veinte siglos después, todavía son valiosas las lecciones de la cultura Nazca, en Perú, y del imperio jemer, en Camboya, para prevenir el cambio climático, por su conocimiento preciso de la ingeniería hidraúlica y sus aplicaciones prácticas para mejorar el medio ambiente.

   Los jemer controlaban un vasto territorio que comprendía los actuales países de Camboya, Laos, Myanmar, Tailandia y el sur de Vietnam. La clave que permitió que la civilización prosperase fue "su manejo eficiente y planificado de los recursos hídricos", según el especialista en cambio climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Alfred Grünwaldt.

   Esta civilización construyó un sofisticado sistema de canales y embalses que permitieron a la ciudad "almacenar la poca agua disponible en los meses secos y distribuir eficientemente el exceso de agua durante la estación lluviosa", ha añadido Gründwaldt.

   Muchos de estos aliviaderos siguen funcionando a día de hoy, a pesar de tratarse de un Imperio que se desarrolló en el siglo I d.C., y cumplen aún sus funciones primitivas. Todo este sistema posibilitó que los jemer impulsasen y mantuviesen sus cosechas.

   Por su parte, las culturas pre-incas y, en particular, la cultura Nazca, que se desarrolló en los valles de la región de Ica, lograron desarrollar "un ingenioso sistema hidráulico incluso mucho antes que el imperio jemer", según Gründwalt.

   Todo estaba en absoluta armonía con el ecosistema de alta montaña. El método de las culturas incas era "un sistema de ahorro, transporte y uso de agua que refleja un profundo conocimiento acerca del manejo de una cuenca", según ha asegurado el especialista del BID.

   Las civilizaciones posteriores fueron desconectándose de este proceso adaptativo a las variaciones del clima que iniciaron nuestros ancestros siglos atrás, aunque no es tarde todavía para aprender de sus logros y errores, y perfeccionar sus retos.

   Una buena gestión de los recursos hídricos "es clave para adaptarnos a la variabilidad del clima y a los impactos del cambio climático", ha concluido Gründwalt.

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