Publicado 19/02/2023 09:23

Afganistán.- Las críticas de varios altos cargos revelan grietas en la cúpula talibán ante la crisis en Afganistán

Archivo - Un hombre vende banderas de los talibán frente al muro de la antigua Embajada de EEUU en la capital de Afganistán, Kabul, ahora cubierta con un mural religioso
Archivo - Un hombre vende banderas de los talibán frente al muro de la antigua Embajada de EEUU en la capital de Afganistán, Kabul, ahora cubierta con un mural religioso - Oliver Weiken/dpa - Archivo

La batería de restricciones provoca el malestar de sectores que abogan por un acercamiento a la comunidad internacional

MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -

La cúpula de los talibán ha dado muestras en los últimos días de algunas grietas cerca de un año después de volver al poder en Afganistán, después de un poco frecuente cruce de acusaciones y críticas públicas entre varios altos cargos del grupo fundamentalista.

Las tensiones salieron a la luz cuando el ministro del Interior y líder del grupo terrorista Red Haqqani, Sirajudín Haqqani, acusó a la cúpula de los talibán de "monopolizar" el poder, al tiempo que abogó por una "interacción legítima" con la comunidad internacional.

"A día de hoy, nos consideramos suficientemente honestos y nuestras opiniones e ideas nos han dominado a un punto en el que desafiar, atacar, difamar y monopolizar todo el sistema se ha convertido en una iniciativa, una postura y una base para nosotros", denunció.

"Que Dios corrija nuestras intenciones y acciones. Esta situación no puede ser tolerada", manifestó durante una ceremonia en la provincia de Jost. De esta forma, hizo hincapié en la necesidad de buscar "una interacción legítima con el mundo" y "edificar una vía legítima".

Los analistas consideran que lo más probable es que las críticas de Haqqani giren en torno a las restricciones a la educación femenina en Afganistán, que ha respaldado públicamente en varias ocasiones, con objetivo de lograr más apoyos internacionales y reactivar la entrega de ayuda para hacer frente a la grave crisis en la que se encuentra sumido el país centroasiático.

Las limitaciones impuestas por los talibán a los derechos básicos de la población, especialmente de las mujeres, han provocado duras críticas de la comunidad internacional, que sigue sin reconocer al régimen fundamentalista y mantiene las sanciones y el bloqueo de fondos del Banco Central afgano.

Así, si bien Haqqani no mencionó a nadie directamente, las declaraciones fueron interpretadas como un ataque directo al líder de los talibán, el mulá Hebatulá Ajundzada, quien se ha posicionado en todo momento a favor de mantener contactos internacionales siempre en el marco de la 'sharia'.

Las palabras del líder de la Red Haqqani, aliada de los talibán, provocaron rápidas respuestas por parte de otros altos cargos de los talibán, si bien tampoco le mencionaron directamente.

Así el viceministro de Justicia afgano, Abdulghani Fayiq, advirtió de que "los movimientos contra el sistema no serán perdonados", mientras que el portavoz de los talibán y viceministro de Información, Zabihulá Muyahid, destacó que las críticas deben realizarse en privado.

"Desde el punto de vista ético, el principio es que si un emir, funcionario, ministro o viceministro tiene críticas que hacer, sería mejor evitar la profanación, según la ética islámica, mantener el respeto y trasladar las críticas en secreto", argumentó Muyahid.

Muyahid, una de las caras más visibles del régimen de los talibán, afirmó que "si no hubo oportunidad para ello --en referencia a trasladar las críticas en privado--, no significa que vaya a ser encarcelado", en un aparente intento de reducir las tensiones descartando la posibilidad de que se vaya a arrestar a los altos cargos críticos con Ajundzada.

Sin embargo, las críticas se han apilado durante los últimos días, también por parte del vice primer ministro afgano, Abdulsalam Hanafi, quien ha defendido la necesidad de reforzar el sistema educativo y ha recalcado que "el deber de un mufti no es sólo decir 'prohibido, prohibido, prohibido'".

Asimismo, el ministro de Defensa afgano, Muhamad Yaqub --hijo del fundador de los talibán, el mulá Mohamad Omar y una figura muy influyente en el sur de Afganistán--, recalcó que "no hay que ser arrogante" y que "deben tenerse en cuenta las demandas legítimas de la población".

Ajundzada fue nombrado como líder supremo del grupo en mayo de 2016 tras la muerte del mulá Ajtar Mansur, muerto días antes en un bombardeo estadounidense en la provincia paquistaní de Baluchistán. Los talibán anunciaron entonces que Haqqani y Yaqub, otros de los favoritos para el puesto, ejercerían de 'número dos'.

DISPUTAS EN EL SENO DE LOS TALIBÁN

La situación, poco frecuente en el seno del grupo, supone la materialización de las especulaciones existentes desde hace años en torno a diferencias internas entre los talibán, si bien la organización ha mantenido una postura cohesionada de cara al exterior.

El amalgama de milicianos, comandantes y representantes políticos recibe las órdenes de un consejo de la shura que tiene su sede en la ciudad de Kandahar, situada en el sur del país y tradicional bastión de los talibán.

Desde allí opera Ajundzada, quien ha realizado escasísimas apariciones en público y ha gobernado a través de una serie de edictos que han supuesto un alejamiento de los talibán de los compromisos internacionales alcanzados con Estados Unidos durante el proceso de conversaciones de Doha.

La cadena de televisión independiente afgana Amu TV, gestionada por periodistas en el exilio, indicó en un documental publicado en 2022 que la cúpula del grupo está dividida en un triángulo político y religioso representado por Ajundzada --quien sería la figura más poderosa--, Haqqani y Yaqub.

El analista Mahdi Afzali ha explicado que "las diferencias en la cúpula de poder son cada vez más evidentes" y ha agregado que "algunos miembros de los talibán piensan que no hay cúpula". "Sirajudín tiene sus seguidores en el este y Yaqub los tiene en el sur. Otro motivo es el apoyo de países de la región a una facción distinta dentro de los talibán", ha argumentado. RIESGO DE FRACTURA INTERNA

El Proyecto de Amenazas Críticas del 'think tank' Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW, según sus siglas en inglés) ha reconocido que "la falta de voluntad" de Ajundzada a la hora de alcanzar compromisos con los sectores críticos dentro del grupo terminará por "alienar" a "líderes importantes de los talibán", lo que podría derivar en una "fractura" dentro de la organización.

"Ajundzada es un individuo altamente ideologizado, por lo que es extremadamente improbable que vaya a ceder de forma voluntaria su cargo como líder supremo de los talibán", ha indicado en su último informe, en el que reseña que "la continuada negativa de Ajundzada a contemplar políticas que alteren su línea dura o gobernar de forma menos autocrática está provocando que los desacuerdos salgan a la luz".

De hecho, el nivel de las críticas internas a alcanzado un punto en el que algunas fuentes señalan que varios integrantes del gobierno instaurado por los talibán en Afganistán quieren que el líder supremo abandone el cargo si no acepta reconsiderar su prohibición a la educación de mujeres y niñas en el país.

El 'think tank' ha apuntado que una vía para aliviar parte de estas tensiones sería "devolver algo de poder" a las autoridades talibán en Kabul, en el marco de la citada disputa entre el gobierno y el núcleo de poder asentado en Kandahar.

Sin embargo, ha señalado que "las tensiones en el seno del movimiento talibán seguirán aumentando, pero es improbable que derive a corto plazo en una guerra civil entre los fundamentalistas". "La cúpula de los talibán sabe que una guerra civil abierta entre facciones destruiría el naciente estado talibán y pondría en peligro su capacidad de controlar Afganistán", ha explicado.

"Esto es probablemente uno de los factores más importantes que mantienen unido al gobierno de los talibán pese al aumento de los desacuerdos internos", ha dicho, al tiempo que ha recalcado que "es poco probable que las facciones opuestas al líder supremo combatan abiertamente contra la suya hasta que las tensiones lleguen a un punto en el que consideren que las políticas de Ajunzdaza suponen una mayor amenaza a la supervivencia del gobierno que el riesgo de actuar para deponerlo".