Publicado 24/11/2020 20:47

AMP.- Etiopía.- Más de 40.000 etíopes han cruzado ya hacia Sudán mientras la ONU teme ahora por los atrapados en Mekelle

El Gobierno asegura que "un gran número" de efectivos del TPLF se están rindiendo

MADRID, 24 Nov. (EUROPA PRESS) -

Más de 40.000 etíopes han buscado refugio en el vecino Sudán para escapar del conflicto que desde hace casi tres semanas enfrenta al Gobierno etíope con el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) en la región norteña del mismo nombre y que podría encarar su fase final, con las tropas gubernamentales preparadas para el asalto sobre Mekelle, la capital regional.

Según ha explicado desde Ginebra el portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Babar Baloch, durante el fin de semana han cruzado la frontera desde Tigray otras 5.000 personas más, lo que eleva el total a 40.000 desde el inicio del conflicto el pasado 4 de noviembre.

Aunque tanto la agencia de la ONU como sus socios han conseguido distribuir ayuda a más personas, "la respuesta humanitaria sigue enfrentándose a desafíos logísticos y está al límite", ha explicado, advirtiendo de que "no hay suficiente capacidad de alojamiento para cubrir las crecientes necesidades". Por ahora, se ha conseguido trasladar a unas 8.000 personas al campo de refugiados de Um Rakuba, situado a 70 kilómetros de la frontera.

Dentro de Etiopía, a ACNUR le preocupa la situación de la población civil, incluidos desplazados y trabajadores humanitarios que se encuentran en Tigray, donde una vez más el portavoz a pedido "acceso humanitario libre, seguro y sin restricciones para que la asistencia humanitaria pueda llegar a las personas que dependen de ella".

En este sentido, ha reconocido que preocupa particularmente la suerte de los casi 100.000 refugiados eritreos que se encuentran en Tigray. "Sin acceso humanitario, preocupa mucho el suministro de los servicios más básicos como agua, medicamentos esenciales y comida, que se agotarán en una semana para la población refugiada", ha advertido.

Por su parte, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, ha expresado su preocupación por la situación en Mekelle ante el anuncio del primer ministro, Abiy Ahmed, de que las tropas gubernamentales se están preparando para el asalto final sobre la ciudad, donde se han atrincherado las fuerzas del TPLF.

"La retórica altamente agresiva de ambas partes respecto a la lucha por Mekelle es peligrosamente provocativa y corre el riesgo de poner a civiles ya vulnerables y asustados en un grave peligro", ha advertido Bachelet, que ha manifestado su temor de que "esta retórica llevará a más violaciones del Derecho Internacional Humanitario".

En este sentido, ha subrayado que en base a las declaraciones formuladas por los dirigentes se sugieren "posibles violaciones de los principios cardinales de distinción, proporcionalidad y precaución" a la hora de llevar a cabo acciones y cuya finalidad es proteger a la población civil.

EVITAR POSICIONAR FUERZAS EN ZONAS POBLADAS

Bachelet también se ha pronunciado sobre las informaciones que apuntan a que el TPLF estaría posicionando sus fuerzas entre la población civil, recordando que en virtud del Derecho Humanitario se debe hacer todo lo posible para localizar objetivos militares legítimos en un conflicto en zonas densamente pobladas. No obstante, ha prevenido, "esto no da al Estado etíope carta blanca para responder con el uso de artillería en áreas densamente pobladas".

"Le recuerdo a todas las partes en el conflicto que la obligación de respetar el Derecho Internacional no está condicionada a la conducta de la otra parte" sino que todos ellos están sujetos a respetar tanto el Derecho Internacional Humanitario --que rige las normas de la guerra-- como los Derechos Humanos, ha añadido, insistiendo en que "la protección de los civiles es primordial".

Bachelet también ha expresado su malestar por el apagón de comunicaciones en Tigray y ha asegurado que su oficina sigue recibiendo informaciones de "detenciones arbitrarias y asesinatos, así como de discriminación y estigmatización de miembros de la etnia tigray.

Por último, ha implorado a las partes que "responsan de forma positiva a los intentos de diálogo y garanticen acceso sin restricciones a la asistencia humanitaria para quienes lo necesitan desesperadamente y protección y seguridad para los trabajadores humanitarios".

Abiy dio el domingo 72 horas a las fuerzas del TPLF y a sus líderes para rendirse. Según ha informado este lunes en un comunicado el Gobierno, "un gran número de milicianos y miembros de las fuerzas especiales del TPLF se están rindiendo". Muchos de ellos, ha precisado, lo están haciendo a través de la región vecina de Afar.

Además de dar las gracias a quienes se han rendido, el Gobierno ha instado a quienes no pueden hacerlo a que "se desarmen donde quiera que estén y eviten ser explotados por el TPLF hasta que el Ejército etíope les rescate".

ADVERTENCIAS DE AMNISTÍA INTERNACIONAL

Ante esta situación, Amnistía Internacional ha señalado que el conflicto está al borde de un recrudecimiento, por lo que ha pedido a las partes en conflicto que antepongan la protección de los civiles y permitan el acceso de organizaciones humanitarias.

"El conflicto en la región de Tigray ya se ha cobrado la vida de cientos de civiles, ha causado lesiones a muchos más y ha obligado a miles a huir a campos de personas refugiadas en el vecino Sudán", ha dicho el director de Amnistía Internacional para África Oriental y Austral, Deprose Muchena.

"En vista de que las tropas federales han iniciado los preparativos para rodear Mekelle, Amnistía recuerda a todas las partes del conflicto que el Derecho Humanitario prohíbe atacar deliberadamente a civiles y bienes civiles, y que tales ataques constituyen crímenes de guerra. Los ataques indiscriminados y desproporcionados también están prohibidos", ha agregado.

Así, ha resaltado que "además de acatar esta prohibición", tanto el Ejército como el TPLF "deben adoptar medidas para proteger a la población civil durante los combates, incluidas todas las precauciones posibles para evitar daños a civiles o infraestructuras civiles y para no situar tropas ni instalaciones militares cerca de lugares donde se concentre población civil".

Por ello, la ONG ha pedido evitar también el uso de armamento explosivo con efectos en una amplia superficie, como la artillería, los proyectiles de mortero y las bombas no guiadas, en zonas urbanas, así como el acceso sin restricciones a organizaciones humanitarias en la región.

Amnistía ha solicitado además el apoyo de países regionales e internacionales para garantizar que se abren investigaciones sobre los abusos de los Derechos Humanos en el marco de la ofensiva y que se restablecen inmediatamente los servicios de telefonía e Internet.

LA OFENSIVA

El primer ministro anunció el 4 de noviembre el inicio de una ofensiva contra el TPLF en respuesta a un ataque del grupo contra una importante base del Ejército en la capital regional y tras meses de distanciamiento entre esta formación y el Ejecutivo central.

La escalada ha sido la culminación de un pulso que comenzó con la llegada al poder de Abiy, como primer oromo jefe de Gobierno. El TPLF fue el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias.

El TPLF ha visto en las reformas de Abiy, en particular las relativas a abusos de Derechos Humanos y de reconciliación con grupos armados entre otros, como una 'caza de brujas' contra sus dirigentes, los cuales se vieron en muchos casos apartados de sus cargos.

La ruptura definitiva la marcó la creación del Partido de la Prosperidad a finales de 2019 por parte de Abiy para dejar atrás al EPRDF. Todos los partidos que integraban la alianza y algunos más en su órbita se sumaron a la nueva formación, con la excepción del TPLF, lo que también dejó al partido al margen de la toma de decisiones.