El líder de la formación, Edwin Poots, ha dimitido horas después
MADRID, 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
El unionista Paul Givan ha sido confirmado este jueves como ministro principal de Irlanda del Norte, a pesar de la oposición surgida dentro de su propio partido en torno al proceso para sustituir a Arlene Foster, que dimitió tras semanas de tensiones sociales y políticas.
Un pleno extraordinario del Parlamento norirlandés ha servido para formalizar el nombramiento de Givan, mientras que Michelle O'Neill ejercerá como 'número dos' del Gobierno en representación del Sinn Féin, después de que unionistas y republicanos llegasen a un acuerdo para seguir compartiendo el poder y garantizar el cumplimiento de los Acuerdos de Viernes Santo.
Varios diputados del Partido Unionista Democrático (DUP) han enviado un mensaje urgente este jueves al líder de la formación, Edwin Poots, para pedirle que paralizase la nominación de Givan hasta que se aclarasen los detalles más espinosos del acuerdo con el Sinn Féin, en particular las concesiones legislativas referentes a la lengua irlandesa.
Sin embargo, horas después Poots ha presentado su dimisión después de 21 días en el cargo. A través de un comunicado, recogido por la BBC, ha dicho que "le ha pedido al lord del partido (Lord Morrow) que inicie un proceso electoral dentro de la formación para permitir la elección de un nuevo líder del Partido Unionista Democrático".
"Este ha sido un período difícil para el partido y el país y le he transmitido al presidente mi determinación de hacer todo lo posible para garantizar que tanto el sindicalismo como Irlanda del Norte puedan avanzar hacia un lugar más fuerte", ha añadido.
Givan, por su parte, ha agradecido la confianza depositada en él y ha declarado ante los diputados que comparte la misma "determinación" que sus predecesores para servir a la población de Irlanda del Norte, según recogen medios británicos. "Tenemos más en común que lo que nos separa", ha recalcado.
La renovación ha llegado después de que Foster presentase en mayo su dimisión, asediada por un creciente malestar interno por su gestión sobre diversos temas, entre ellos las dudas sobre la aplicación de los acuerdos suscritos para que Reino Unido pudiese abandonar la Unión Europea.