Actualizado 11/08/2013 20:47

Argentina.- Amnistía Internacional denuncia el desalojo de tierras de los indígenas argentinos


BUENOS AIRES, 11 Ago. (EUROPA PRESS) -

Amnistía Internacional (AI) ha denunciado intereses públicos y privados, especialmente de los sectores agroindustrial y minero, en contra de la población indígena de Argentina y el derecho a disfrutar de sus tierras tradicionales. Según el relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, James Anaya, estas comunidades no son consultadas en aquellos proyectos industriales y de explotación de los recursos naturales que les afectan.

"Queremos vivir como seres humanos", ha lamentado el líder de Potae Napocna Navogoh (La Primavera), Félix Díaz, en declaraciones a AI. "No queremos que se nos considere forasteros en nuestro propio país, pobres o inútiles" sino que "queremos vivir sin discriminación" porque "no queremos derramamiento de sangre, sólo queremos reclamar nuestra comunidad", protestó el jefe de esta comunidad indígena qom de la provincia de Formosa, en el norte de Argentina.

Según manifiesta AI a través de un comunicado, "los pueblos indígenas de Argentina llevan decenios siendo tratados como ciudadanos de segunda clase, sometidos a violencia, intimidaciones y discriminación y sin que se respeten sus derechos humanos".

En este sentido, AI destaca que "no son sólo los conflictos sobre tierras los que causan problemas" sino "la discriminación que impera en el país" que anula "que se escuche la voz de los pueblos indígenas". Sin embargo, la organización en defensa de los derechos humanos resalta también que gracias a sus reivindicaciones y demandas "han comenzado a cobrar impulso en la agenda política y social argentina".

Entre estas acciones destaca el bloqueo de la Ruta Nacional 86 llevado a cabo durante cuatro meses desde el 23 de noviembre de 2010, en donde los miembros de La Primavera protestaron contra la construcción de una universidad nacional en terrenos que ellos consideraban tierras ancestrales suyas. La Policía acabó disolviendo la protesta con violencia, disparando contra las personas congregadas en la carretera, lo que se tradujo en un manifestante y un policía muertos, diversas personas heridas y varias casas quemadas.

Estos graves sucesos provocaron la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que dictó medidas cautelares para exigir que Argentina detuviera la violencia aunque, según critica AI, "muchos de los abusos que se cometieron no han sido objeto aún de la debida investigación".

Sólo a comienzos de julio de este año La Primavera tuvo una noticia a su favor al conocer que la Corte Suprema argentina ordenó al gobierno local y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) presentar un plan de acción para delimitar el territorio reclamado por los qom y garantizarles su derecho a participar y ser consultados en el proceso.

Pero no todas las comunidades indígenas tienen la misma suerte que La Primavera y han tenido que hacer frente a graves incidentes, según denuncia AI, que pone como ejemplos dos sucesos acaecidos en la provincia de Tucumán, en el norte del país.

En 2008, el miembro del pueblo diaguita Javier Chocobar fue asesinado a tiros por tratar de impedir la expulsión de su comunidad ordenada por un terrateniente local. Aunque se presentaron cargos contra tres personas por su muerte, el juicio no tiene aún fecha de comienzo. Y en noviembre de 2012, unos desconocidos amenazaron de muerte a varios miembros, que también recibieron golpes, de la comunidad indígena El Nogalito (pueblo lule), con la intención de hacerse con sus tierras de la comunidad y posteriormente, en junio de 2013, incendiaron una casa comunitaria.

AI explica que muchos de estos conflictos tienen su origen en la cuestión de la falta de titularidad legal de las tierras indígenas "ancestrales". La Constitución de Argentina y el Derecho Internacional Humanitario reconocen ya el derecho de los pueblos indígenas sobre estas tierras por lo que, en teoría, estarían protegidos de ser desalojados de ellas.

Sin embargo, a pesar de todas las iniciativas legales e institucionales continúan llevándose a cabo desalojos, muchas veces bajo la represión y violencia contra los indígenas. Con todo ello, no renuncian a su tierra porque, según aclara Félix Díaz, "es nuestra vida, de ella sacamos el alimento y las medicinas que necesitamos". "Sin la tierra, los pueblos indígenas perderemos nuestras raíces espirituales", añade.