BUENOS AIRES, 22 Sep. (Del corresponsal de EUROPA PRESS Rafael Saralegui) -
Pese a que el gobierno de la provincia de Buenos Aires publicó hoy avisos en los principales diarios en los que ofrece una recompensa de 200.000 pesos (unos 51.000 euros) para quienes aporten datos sobre su paradero, sigue sin aparecer el ex albañil Jorge López, uno de los testigos clave del juicio contra el ex represor Miguel Etchecolatz, quien fue condenado a cadena perpetua el martes pasado.
López, de 77 años, identificó a Etchecolatz en el juicio como uno de las personas que lo torturó cuando permaneció detenido durante la dictadura militar (1976-1983) en un campo clandestino de detención, y su paradero es un misterio desde el lunes pasado, cuando iba a acudir a una de las últimas audiencias del proceso.
López no sólo identificó a Etchecolatz como a uno de sus torturadores, sino que además lo señaló como el responsable de los tormentos a otros dos detenidos, según declaró en el juicio que realizó el Tribunal Federal Oral de La Plata.
El ministro de Interior del gobierno nacional, Aníbal Fernández, se reunió ayer durante casi una hora con el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, León Arslanián, para analizar el caso de la desaparición de López.
"No descartamos ninguna hipótesis. El caso tiene situaciones particulares que nos hacen mirarlo con prudencia", dijo Fernández a la prensa después de la reunión con Arslanian, en la cartera de Seguridad, en La Plata.
Organismos de Derechos Humanos anunciaron que esta tarde realizarán una nueva marcha hasta el Ministerio de Seguridad para reclamar la aparición con vida de López, similar a la que efectuaron ayer por la tarde. Los familiares del testigo negaron que tuviera algún problema de salud o que pudiera sufrir algún tipo de amnesia.
Etchecolatz, ex jefe de la Dirección de Investigaciones de la policía de la provincia de Buenos Aires cuando su jefe era el general Ramón Campos, fue condenado el martes pasado a cadena perpetua por secuestros, torturas y homicidio, delitos que el tribunal que lo condenó calificó como parte de un "genocidio".