Actualizado 04/06/2006 14:43

Argentina.- El ex represor Cavallo pide la nulidad de las actuaciones por falta de imparcialidad del juez Garzón


MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -

La defensa del ex represor argentino Ricardo Miguel Cavallo, quien se enfrenta a una petición de cárcel de entre 13.332 y 17.010 años (según el Código Penal que se le aplique) por los crímenes que presuntamente cometió durante la dictadura argentina (1976-1983), ha pedido la nulidad de las actuaciones llevadas a cabo durante la instrucción por "falta de imparcialidad y "existencia de interés directo" en la causa del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, que se reincorporará a principios de julio como titular de Juzgado Central de Instrucción número 5.

El escrito de nulidad presentado por el abogado de Cavallo, Fernando Pamos de la Hoz, se suma a otro del pasado martes, en el que se pide que la fiscal adscrita al caso, Dolores Delgado, se abstenga de conocer el sumario, por pertenecer a la Unión Progresista de Fiscales (UPF), que fue la asociación que denunció ante Garzón los delitos cometidos durante la dictadura militar argentina, por los que se condenó al ex militar Adolfo Scilingo a 640 años de cárcel.

La petición de nulidad de las actuaciones, a las que tuvo acceso Europa Press, se basa en diversos acontecimientos que llevan a la defensa a afirmar que Baltasar Garzón "está posicionado de todo punto, sin prueba en contrario, con los postulados acusatorios". El abogado argumenta que Garzón ha participado en actos organizados por las acusaciones y se ha confesado admirador de uno de los principales testigos de cargo en el sumario, el escritor Ernesto Sábato. Por ello, entiende que "los efectos que ha producido esta parcialidad objetiva son absolutos y se refieren a todas y cada una de las resoluciones".

En este sentido, cita unas fotografías que aparecieron en los diarios "El Mundo" y "El País", el 2 de agosto de 1997, donde ambos aparecieron en una cafetería próxima a la Audiencia Nacional. También afirma que la citada amistad viene reflejada en el libro autobiográfico "Garzón, el hombre que veía amanecer".

En concreto, especifica que Garzón prologó el libro "Otumba" del escritor y sindicalista argentino Rafael Flores, posicionándose con las acusaciones, y acudió a su presentación el 6 de junio de 2.000 en la Feria del Libro de Madrid, donde "se vertieron proclamas y gritos" en favor de una de las acusaciones personadas en el procedimiento de referencia, las Madres de la Plaza de Mayo.

Según el escrito, en el prologo del libro aparecen afirmaciones que "serían propias de cualquiera de las acusaciones particulares personadas" y no de "la persona que tenía en ese momento encomendada la función instructora de la investigación". Además, dice que es "igualmente obvio, notorio y conocido que el hecho de prologar y presentar una obra implica la existencia de una relación estrecha, incluso antigua, con el autor" de la misma, que pertenece, al igual que el magistrado, a la "Fundación de Artistas e Intelectuales por los Pueblos Indígenas de Iberoamérica", que tiene como fin la defensa de las minorías indígenas.

VISITA A LA ESMA Asimismo, el escrito detalla que Garzón visitó en Argentina a la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) -- principal centro de represión, en el que estuvo destinado Cavallo--, en agosto de 2005, para intervenir en el seminario "Memoria, verdad y Justicia.

Acciones contra la Impunidad", donde participaron también otras acusaciones personadas como las Abuelas de la Plaza de Mayo.

Según el abogado, el acto evidenció una "toma de posición clarísima respecto a las acusaciones personadas, en detrimento de la imparcialidad" que se le exigía. "Todos, como ciudadanos, somos los perjudicados por los crímenes de lesa humanidad y por tanto tenemos derecho a exigirla. Lo que no se puede permitir es que haya impunidad", se dijo en el seminario, donde Garzón reivindicó el fallo de la Corte Suprema que declaró inconstitucionales las leyes de punto final y obediencia civil.

ABSTENCIÓN DE LA FISCAL

En el escrito de abstención, la defensa de Cavallo entiende que los miembros de la UPF, como la fiscal adscrita al caso y el propio fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, pueden tener interés directo en la causa y deben abstenerse de conocerla. En este sentido, precisa que "los superiores jerárquicos que pudieren resolver este incidente y estuvieren incursos en la misma causa adolecerían de la obligada imparcialidad objetiva y subjetiva, que le impediría dirigir instrucción alguna relacionada con este procedimiento o mantener tesis acusatoria alguna".

Tras reproducir párrafos de varias sentencias, entre ellas, la del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre el caso de Castillo Algar, Cavallo afirma que el Ministerio Fiscal debe regirse también por los criterios de imparcialidad que se suponen a jueces y tribunales. En cuanto a "la resolución del incidente previo y de especial pronunciamiento y la declinatoria de jurisdicción" se esté a lo dispuesto en el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal.

"SÉRPICO".

En 1976, Ricardo Miguel Cavallo, que utilizaba los alias "Sérpico" y "Marcelo", era teniente de Fragata y estaba destinado en la ESMA, donde "se integró plenamente en el desarrollo de ese plan de represión y exterminio", y formó parte de dos grupos de tareas de forma permanente. Primero estuvo en el encargado de "allanamientos, muerte, detención, secuestros y apropiación de bienes de las víctimas, a partir de los datos que proporcionaba el sector de Inteligencia".

A partir de enero de 1979 se integró en el área de Inteligencia y "por tanto participó en las torturas que en forma sistemática se practicaban sobre los detenidos". Además, asumió el cargo de responsable del sector "Pecera", en el que se sometía a trabajos forzados y reducción a servidumbre de los detenidos designados con el objetivo de recuperarlos para el "nuevo orden" preconizado por los represores. Es decir, que Cavallo podía decidir quiénes eran liberados y quiénes "trasladados", es decir, asesinados.

Durante su estancia en la ESMA, de la que fue trasladado en marzo de 1980 al Centro Piloto de París, estuvieron detenidas allí en algún momento 5.000 de las 30.000 personas desaparecidas durante la dictadura. Gracias a las investigaciones se han podido contabilizar 255 personas desaparecidas o ejecutadas, mientras Cavallo estuvo en la ESMA. Se han podido individualizar 209 de ellas.