Actualizado 21/09/2006 01:38

Argentina.- "Me falta lo más importante, saber dónde está mi nieta", afirma la abuela de una víctima de Etchecolatz


BUENOS AIRES, 20 Sep. (EUROPA PRESS) -

María Isabel Chorobik de Mariani, suegra de Diana Teruggi, una de las personas asesinada por el represor argentino Miguel Etchecolatz, afirmó hoy tras conocer la condena a cadena perpetua contra el ex policia de la Provincia de Buenos Aires que ahora sólo le falta lo más importante, "saber dónde está" su nieta.

'Chicha', como conocen a esta mujer en su círculo más cercana, hizo estas declaraciones en su domicilio de La Plata, el mismo donde en el 26 de noviembre de 1976 fue atacada brutalmente por las fuerzas militares, último lugar donde estuvo Clara Anahí Mariani, su nieta de tres meses por la que 30 años después sigue llorando su abuela.

Cuando todavía desconocía que había habido un plan sistemático de robo de bebes, Mariani conoció a otra abuela y a otra más y fundó la asociación Abuelas de Plaza de Mayo, que presidió hasta 1989 y que hoy dirige Estela de Carlotto. "Tengo la sensación de que al fin se consigue algo después de 30 años con tantas vidas de madres que se terminaron esperando justicia", se lamenta.

'Chicha' dice estar conforme con la sentencia, pero no puede soportar el silencio. "Me ha faltado lo más importante, que es saber dónde está Clara Anahí. Siempre estoy esperando eso de parte de los represores, pero cuidan muy bien ese secreto. A veces me avergüenza la calidad humana de estos que se la dan de héroes", indicó.

'Chicha' cuenta con la información de varios testigos que su nieta fue sacada con vida de la casa. Algunos datos se desvelaron en este juicio, y otros no hicieron más que ratificar lo que desde hace 30 años había pasado. Pero ella recuerda uno, el del ex comisario de la seccional 5 de La Plata, Osvaldo Sertorio, hoy un jubilado que vive en Mar del Plata.

Según el relato de la mujer, le dijo en enero de 1977 que la bebe estaba con vida y que la buscara por su ropa porque ya le habían cambiado la identidad. "En aquel momento a nadie se le hubiera ocurrido pensar que le podían cambiar el nombre. Después comprobamos que habían implementado la desaparación sistemática de bebes", concluye. El hombre negó siempre haber dicho esas palabras.