Actualizado 19/04/2010 11:32

Las autoridades cubanas impiden la marcha dominical de 'Las Damas de Blanco'

Damas de Blanco
Reuters


LA HABANA, 19 Abr. (Reuters/EP) -

Las fuerzas de seguridad cubanas impidieron al grupo disidente conocido como 'Las Damas de Blanco', formado por las esposas y familiares de presos políticos de la isla, se manifestaran a la salida de misa, como suelen hacer cada domingo, por la libertad de los disidentes políticos encarcelados.

Los hechos ocurrieron a la salida del templo en La Habana, cuando una muchedumbre de seguidores del Gobierno comenzó a increpar a las Damas de Blanco y les bloqueó el paso. La situación se prolongó durante más de dos horas, tiempo durante el cual cuatro de las diez mujeres que integraban la protesta desistieron y volvieron a casa. Entonces la Policía obligó a las restantes a subirse a un autobús en el que las desalojó del lugar.

Algunas de las manifestantes, además, tuvieron que recibir asistencia médica debido a los efectos del intenso calor y a los momentos de enorme tensión vividos con el grupo de aproximadamente medio centenar de activistas pro castristas, con los que intercambiaron numerosos gritos.

Las marchas de protesta de las Damas de Blanco, una de las pocas expresiones de disidencia política que el Gobierno permite en Cuba, se producen cada domingo a la salida de la iglesia de Santa Rita, y discurren por la Quinta Avenida de la capital caribeña. Estas marchas siempre están vigiladas por efectivos de seguridad, pues no es extraño que sean acosadas por activistas pro gubernamentales.

Estas manifestaciones comenzaron en marzo de 2003, en un periodo conocido por la disidencia cubana como 'La Primavera Negra de Cuba', ya que entonces fueron condenados casi un centenar de activistas contrarios al Gobierno de los hermanos Castro.

El Gobierno de la isla toleró sin demasiados problemas las manifestaciones pacíficas de 'Las Damas de Blanco', así denominadas por el color de sus ropas, hasta el pasado mes de marzo, cuando este grupo decidió manifestarse durante siete días seguidos por las calles de La Habana. Desde entonces le es exigido un permiso semanal para poder manifestarse.