MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
Naciones Unidas y el Gobierno de Bangladesh han alcanzado un acuerdo para el suministro de ayuda humanitaria para los casi 20.000 de musulmanes rohingyas realojados a la fuerza en la remota isla de Bhasan Char, en la bahía de Bengala, dada la superpoblación existente en los campamentos principales de Cox's Bazar.
El acuerdo, anunciado por la agencia de Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR), "establece un marco común de protección y políticas para las organizaciones humanitarias sobre la respuesta a (la situación de) los rohingyas en la isla", en respuesta a las duras críticas de las ONG, que denunciaban su precario estado de salud tras haber sido expulsados por la fuerza de su primer lugar de acogida.
Este "memorándum de entendimiento" permitirá "la distribución de ayuda en educación, formación de habilidades, medios de vida y salud, que ayudarán a apoyar a los refugiados a llevar una vida digna en la isla, y prepararlos mejor para un regreso sostenible a Birmania", su país de origen.
La ONG Human Rights Watch (HRW) había denunciado el año pasado la violencia ejercida sobre la comunidad rohingya por parte de las autoridades de Bangladesh, quienes golpearon a estos refugiados, niños incluidos, cuando protestaban para volver con sus familiares, tras haber sido detenidos y reubicados a la fuerza en la isla.
La ONG sostenía que las condiciones de la isla no eran las adecuadas para acoger a una comunidad de este tamaño y características, ya que cuenta con instalaciones médicas deficientes, escasas oportunidades laborales, restricciones a la libertad de movimiento, y nulas infraestructuras para hacer frente a la temporada de monzones.
Bangladesh asegura por contra que ha invertido casi 350 millones de dólares en infraestructuras para los residentes de esta isla, de 53 kilómetros cuadrados, donde espera realojar el año que viene a otros 81.000 refugiados más de la comunidad.
Hay que recordar que el país acoge a más de un millón de refugiados que escaparon de Birmania, la mayoría de ellos en agosto de 2017, tras ser objeto de una campaña de persecución por parte del Ejército birmano.