Alerta de que la "lógica fascista" sigue viva y acusa a algunos gobiernos de usar la "violencia estatal"
MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -
El exvicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera ha expresado este miércoles que el "golpe de Estado" perpetrado en el país a raíz de las elecciones del pasado 20 de octubre supone una forma de "exorcizar el proceso de igualdad social" impulsado por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.
En un evento organizado por la Universidad Complutense de Madrid, el líder boliviano ha alertado de que la "lógica fascista" sigue viva y ha asegurado que cuando Jeanine Áñez accedió al poder se quemó la wiphala (bandera indígena) "porque representa la igualdad" entre la clase media tradicional y aquella que ha logrado "salir de la pobreza o la extrema pobreza".
García Linera, que sitúa en el centro de la crisis boliviana el racismo, la intolerancia y la violencia, a los que considera "objetos del llamado neofascismo", ha lamentado que se vea en los "indios y pobres, en los migrantes y extranjeros, el sujeto culpable de la condición social".
"Cuando se da el golpe de Estado un general coloca la banda presidencial (a Áñez) y lo primero que entra es la Biblia. La Biblia es para rechazar a los salvajes, de los que se cree que carecen de alma, como en el siglo XV. Además, se quema la wiphala porque intentan exorcizar el proceso de igualdad", ha afirmado antes de aclarar que el "resurgimiento de los comportamientos neofascistas es una respuesta ante estos mecanismos".
Para el que fuera 'número dos' de Morales, el problema "tiende a darse a nivel mundial a medida que las clases medias se estancan y la riqueza recae en unas pocas manos". "La clase media incentivará el odio como modo de entender la injusticia porque se siente agraviada", ha explicado. Según ha dicho, "la salida fascistoide es a su vez un fracaso de la izquierda", a la que ha aconsejado buscar una herramienta de articulación e inclusión entre la nueva y vieja clase media.
Así, ha matizado que el fascismo no adopta la misma forma que en los años 30 y 40 sino que utiliza "instituciones representativas o apela a estados de excepción y al uso de la violencia estatal". Con estas palabras, García Linera ha hecho una rápida alusión a las crisis políticas y fuertes manifestaciones registradas en 2019 en países latinoamericanos como Chile, Nicaragua, Ecuador o Perú y ha hecho hincapié en que la "capacidad de movilización colectiva no es patrimonio de la izquierda".
"Esta es también una posibilidad de acción de los sectores neofascistas", ha indicado en relación con las protestas y los choques entre seguidores y detractores de Morales que tuvieron lugar tras los comicios en Bolivia, una situación que llevó, tan solo un mes después, a la dimisión del líder cocalero y su posterior salida del país.
García Linera, que se considera "vicepresidente en el exilio" y no puede presentarse a las elecciones previstas para el próximo 3 de mayo, ha matizado que el caso latinoamericano muestra el interés de la élite por "proteger sus privilegios" y el pavor que sienten ante la posibilidad "de perder su estatus".
"Bolivia es una sociedad mayoritariamente indígena y los procesos de igualdad social tienen costes sociales. (...) Las clases medias tradicionales se ven confrontadas con otra clase media que no tiene las mismas tradiciones, ni hábitos culturales", ha señalado antes de advertir de que la situación se ha "encostrado" y ha desembocado en una ola de violencia. "Es una intolerancia basada fundamentalmente en el racismo", ha aseverado.
Sobre los logros del Gobierno de Morales, el exvicepresidente, que permaneció cinco años encarcelado tras ser acusado de "insurrección y terrorismo", ha querido destacar que el MAS consiguió sacar al 30 por ciento de la población boliviana de la pobreza y la pobreza extrema. "Eran básicamente indígenas e hijos de campesinos, y esto da lugar a movilidad social y a la formación de una nueva clase media", algo que, según ha señalado, molesta a muchos.