Actualizado 05/01/2011 21:19

Morales arranca el año con su estabilidad amenazada por el 'gasolinazo'


LA PAZ, 5 Ene. (Reuters/EP) -

El año 2011 ha comenzado para el presidente de Bolivia, Evo Morales, con su estabilidad amenazada debido al violento rechazo por el aumento del 83 por ciento en el precio de los combustibles, conocido como 'el gasolinazo', según consideran algunos analistas.

De esta forma, el liderazgo del presidente está en jaque y deja al desnudo las enormes restricciones que deberá enfrentar en el futuro a la hora de tomar medidas impopulares.

Tras el anuncio de la medida, el mandatario izquierdista derogó el alza del 83 por ciento en los carburantes después de que organizaciones sociales se manifestaran en contra. En este momento, la imagen de fortaleza presidencial y la creencia generalizada de que Morales evitaría un desborde social ha quedado anulada.

"El Gobierno se ha metido en una encrucijada, cualquier decisión que tome o no tome va a tener costos políticos para él", dijo Jorge Lazarte, catedrático universitario que estuvo ligado en años recientes a la oposición centrista.

Antes de dar marcha atrás, Morales intentó calmar las aguas con un aumento salarial del 20 por ciento para sectores clave de la economía y defendió su medida alegando que permitía eliminar un costoso subsidio estatal, a la vez que estimulaba la inversión petrolera y limitaba el contrabando.

Pero ante el recrudecimiento de las manifestaciones aceptó negociar con las organizaciones sociales antes de revivir lo que definió como un inevitable aumento de los combustibles.

Según Lazarte, Morales no tendría que dejar en manos de la sociedad las decisiones de futuro. "No tiene idea clara de lo que hay que hacer a partir de ahora. Decir que es el pueblo el que va a señalarle (qué hacer) es dejar su condición de Gobierno", señaló.

Para el analista político Carlos Cordero, el incidente "puso en evidencia que este Gobierno todavía es débil" y que el líder indígena ya no luce como el político combativo que arrasó en las contiendas electorales de los pasados cinco años.

"Los movimientos sociales han demostrado que tienen capacidad de movilización y de influencia y cuando tienen una causa pueden limitar al Gobierno", señaló.

SIN CONTRAPESO

Ni en la oposición ni en los movimientos sociales despuntan líderes que puedan contrapesar el proceso de cambio socialista que Morales prometió profundizar tras su reelección hace un año con un récord del 64 por ciento de votos.

Cordero defiende que "no es suficiente salir a las calles y criticar al Gobierno para convertirse en un líder político". "Hoy hay muchas figuras que quieren capitalizar la movilización y el descontento para sí mismos, pero este éxito puede ser efímero", indicó.

Morales, seguidor del presidente venezolano, Hugo Chávez, y del ex mandatario cubano Fidel Castro, negó ser un rehén de los sindicatos y de los movimientos sociales cuando dijo que cumplía su promesa de "gobernar obedeciendo al pueblo" como justificación para anular el reajuste.

"Yo salvo mi responsabilidad con Bolivia y ante la historia. Ahora toca a los movimientos sociales, a sus dirigentes y al pueblo boliviano" decidir un eventual nuevo "gasolinazo", dijo el martes a corresponsales internacionales.

TRANSFORMACIÓN

En estos años de gobierno, Morales ha aprobado leyes para transformar los poderes judiciales y electorales y ha puesto en vigencia el primer régimen de autonomías del país, al tiempo que ha dado acceso privilegiado a los indígenas en los puestos de poder.

En las tres primeras semanas de diciembre, la popularidad de Morales alcanzó su máximo con la promulgación de una reforma de pensiones, seguida por un drástico cambio que declaró obligatoria la escuela secundaria.

"El Gobierno ha salvado su gobernabilidad porque la espiral de violencia que se venía podía terminar con un pedido generalizado de renuncia del presidente (...) ahora los movimientos sociales tienen la palabra", concluyó Cordero.