Actualizado 26/10/2018 15:06

Brasil elige presidente el domingo tras una campaña "sin precedentes" de noticias falsas

Jair Bolsonaro
REUTERS / RICARDO MORAES

   Bolsonaro sigue encabezando las encuestas con una amplia ventaja aunque Haddad recorta distancia

   MADRID, 26 Oct. (OTR/PRESS) -

   Millones de brasileños están convocados a las urnas este domingo para elegir presidente entre el ultarderechista Jair Bolsonaro y el aspirante del Partido de los Trabajadores Fernando Haddad, tras una campaña en la que ha quedado en evidencia la enorme polarización del país y la abundancia de noticias falsas que han circulado en ambas direcciones.

   De hecho, la Organización de Estados Americanos (OEA) denunció el jueves que en los días que ha durado esta campaña se ha alcanzado un nivel "sin precedentes" de noticias falsas a través de las redes sociales pero también a través del servicio de mensajería privada de WhatsApp, lo que hace más difícil detectarlas y neutralizarlas.

   Pero es que además de la amplia difusión de las llamadas 'fake news', el Tribunal Electoral de Brasil ha prohibido este jueves la difusión de un vídeo de Bolsonaro en el que critica las urnas electrónicas y ha exigido a Facebook y Google que lo retiren en un plazo de 24 horas.

   Los integrantes del tribunal han subrayado que el sistema electrónico de votación funciona desde hace 22 años, durante los cuales se han realizado varias elecciones sin que se haya constatado fraude.

   La decisión ha contado con 6 votos a favor y 1 en contra siguiendo la petición presentada el candidato izquierdista después de que Bolsonaro expresara dudas sobre el sistema de urnas electrónicas y sugiriera la posibilidad de fraude en un vídeo transmitido en directo por Facebook.

   La presidenta del TSE, la magistrada Rosa Weber, ha aseverado que las críticas son legítimas en un Estado democrático pero que las "que buscan socavar la credibilidad de la Justicia Electoral se toparán con límites".

   Las falsas noticas ya se detectaron durante la campaña para la primera vuelta electoral del 7 de octubre y se han repetido para la segunda vuelta del 28 de octubre.

   En las últimas semanas, Haddad ha acusado a su rival de crear "una organización criminal" para difundir noticias falsas por WhatsApp, basándose en un reportaje de 'Folha' según el cual las empresas que apoyan al líder ultraderechista han contratado servicios especializados para "disparar" mensajes en masa.

   Pese a todo, y aunque el candidato izquierdista va recortando la larga distancia que le separa de su oponente, aún se encuentra a 12 puntos, según la última encuesta publicada a tres días de los comicios.

BOLSONARO, FAVORITO EN LA MAYORÍA DE RAZAS, ENTRE LOS EVANGÉLICOS Y LOS RICOS

   Bolsonaro es, por tanto, el favorito a presidir Brasil en los próximos años. Según los sondeos, arrasaría en las ciudades más ricas y con mayoría de raza blanca. Lo curioso además en un país tan multirracial como éste, es que salvo entre los ciudadanos de raza negra, el ultraderechista es el preferido entre las diversas étnias que componen la población del gigante sudamericano.

   El 75 por ciento de los votos en los municipios con rentas medias o altas es para Bolsonaro, que no llega a superar el 25 por ciento entre las localidades más empobrecidas y que son las que se inclinan a dar su apoyo a Haddad.

   El ultraderechista se impondría en el 95 por ciento de los ayuntamientos más favorecidos y Haddad sería el elegido en 9 de cada 10 municipios pobres, según los diferentes estudios demoscópicos que se publican a lo largo de esta semana.

   En cuanto a las diferentes razas que componen el abanico multirracial del país, el ultraderechista es el preferido de los blancos y izquierdista lo es de los negros.

   Una encuesta efectuada por Datafolha tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales y que diferencia a los votantes entre blancos, amarillos, mestizos, indígenas y negros deja en evidencia que todos prefieren a Bolsonaro, a excepción del último grupo.

   En cuestión religiosa, las iglesias protestantes y fundamentalmente la Evangélica han sido decisivas en el rápido ascenso del candidato de extrema derecha.

   Las 1.300 iglesias evangélicas del país han jaleado a Bolsonaro desde que anunció su intención de concurrir a los comicios, ya que coinciden en la defensa de los valores más tradicionales y clásicos, algo que consideran que se ha atacado desde los diferentes gobiernos izquierdistas de Lula da Silva o Dilma Rousseff.

QUIEN ES QUIEN

   El aspirante ultraderechista es un ex militar que podría convertirse en el próximo presidente brasileño haciendo gala de un discurso totalmente alejado de lo políticamente correcto.

   Defensor de la familia tradicional, y tildado de machista, racista, militarista y homófobo por sus detractores, tuvo un antes y un después el pasado 6 de septiembre, cuando un perturbado mental de 40 años le apuñaló en el abdomen con un cuchillo de cocina. A partir de entonces saltó al panorama internacional y comenzó a dispararse en las encuestas.

   Bolsonaro propone, por ejemplo, endurecer las penas para homicidas y narcotraficantes, dar más autoridad a la Policía y una polémica política de "armas para todos" en pos de la autodefensa ciudadana.

   Hijo de un dentista rural, había pasado hasta ahora 27 años en el Congreso habiendo logrado aprobar apenas dos proyectos de ley de los cientos que presentó. Antes había sido capitán del Ejército. Ingresó en el cuerpo de paracaidistas en 1985, pero una crítica pública de los sueldos de los bajos cargos militares y la acusación de intentar poner bombas en el baño de su academia acabaron con su carrera castrense en 1987.

   Bolsonaro no parece tener pelos en la lengua. Ha sido condenado en varias ocasiones por polémicas declaraciones.

   Sus detractores le acusan de homófobo. "Sería incapaz de tener un hijo homosexual, prefiero que muera en un accidente de coche", dijo en 2001.

   El Tribunal Supremo llegó a denunciarlo en abril por ofensas contra los negros descendientes de esclavos, indígenas, refugiados, mujeres y miembros del colectivo LGTBI.

   Defiende, además, aspectos de la dictadura militar brasileña. "El error fue torturar y no haber matado más", ha declarado.

   Quiere también acabar con las cuotas raciales en la Universidad que garantizan plazas a pobres, negros e indígenas, un programa promovido por su rival Haddad cuando era ministro de Educación (2005-2012).

   El aspirante izquierdista busca de manera desesperada atraer votos más allá de sus bases para dar la vuelta a los sondeos y a la enorme distancia que tiene su adversario, más de 12 puntos en el pronóstico que sería más favorable a las esperanzas de Haddad.

   El encarcelamiento y la inhabilitación del expresidente Lula da Silva le colocó, inesperadamente, al frente del Partido de los Trabajadores. Hijo de inmigrantes libaneses y cristiano ortodoxo es maestro en Economía y doctorado en Filosofía que ha dedicado gran parte de su carrera al servicio público.

   Su candidatura obtuvo un 29,28 por ciento de los votos en la primera ronda, siendo la segunda en porcentaje de votos por detrás del 46,03 por ciento obtenido por Jair Bolsonaro.

   Es un reconocido intelectual de la Universidad de Sao Paulo, y según el periódico Folha de São Paulo su gran desafío es precisamente tratar de desprenderse de esa imagen al menos en parte y acercarse a la del expresidente.