Actualizado 30/09/2006 15:57

Brasil.- Gerardo Alckmin: imperturbable en su carrera a la presidencia


RIO DE JANEIRO, 30 Sep. (EP/AP) -

Geraldo Alckmin ha sido fiel a su estilo imperturbablemente sereno hasta el fin de su campaña para la elección presidencial de este domingo.

En ningún momento del debate del jueves por la noche, en el que se jugaba una gran oportunidad de frenar a Luiz Inacio 'Lula' da Silva y llevarlo a una segunda vuelta el 29 de octubre, se le escuchó gritar ni se le vio gesticular.

Su única frase dura la expresó al electorado: "Dénle un mensaje (a 'Lula') y oblíguenle a una segunda vuelta".

Nacido en Pindamonhangaba, en el interior del estado de Sao Paulo, el 7 de noviembre de 1952, a los 21 años era concejal y a los 25 era el alcalde más joven de Brasil. Graduado como médico anestesiólogo, Alckmin venció las elecciones para diputado federal en dos ocasiones consecutivas y fue parte del grupo de jóvenes de izquierda moderada que se separó en 1988 del Partido del Movimiento Democrático Brasileño para fundar el PSDB, el Partido Socialdemócrata Brasileño.

A lo largo de su carrera, su estilo sobrio fue su marca de triunfo. Pero también la que puso más dudas sobre su capacidad para enfrentar a un zorro de la política como 'Lula', surgido en medio de las luchas sindicales, en las que los gritos frecuentemente vencen más que la razón.

Sus amigos y críticos dicen, risueñamente pero también con sarcasmo, que es un "picolé de chu-chu", una hortaliza popular brasileña sin ningún sabor. Con todo, llegó a la gobernación del estado de Sao Paulo y su trabajo metódico le permitió poner en orden las cuentas de la administración.

Cabeza económica de Brasil, Sao Paulo es considerado un trampolín para la presidencia, sea como alcalde de la ciudad o como gobernador del estado. Alckmin no escapó a esa regla: en marzo pasado se impuso a quienes creían que no era un buen candidato y habrían preferido lanzar al veterano José Serra, entonces alcalde de Sao Paulo, conocido ex ministro de Salud que compitió con Lula en 2002.

Alckmin fue nominado candidato presidencial, pero nunca disipó las dudas sobre su habilidad en el terreno político, sobre todo por su falta de agresividad.

Casado, padre de tres hijos, católico fervoroso vinculado al Opus Dei, Alckmin dejó la gobernación para enfrascarse en la carrera por la presidencia justo semanas antes de que en la ciudad de Sao Paulo estallaran las peores oleadas de violencia en su historia.

Los miembros del 'Primer Comando de la Capital', una peligrosa banda criminal, activaron sus contactos en libertad que empezaron a atacar a policías y guardias de presidios. Vino una represión equivalente de las fuerzas del orden -y hasta peor, dicen los grupos de derechos humanos- y en pocos días se registraron hasta 200 muertos.

Sobre Alckmin apuntaron las críticas por haber descuidado la seguridad del estado. Hace unos días prometió que si consigue forzar una segunda vuelta este domingo, "las cosas serán diferentes".