Actualizado 18/10/2011 19:30

Brasil.- El ministro de Deportes se enfrenta a las acusaciones de corrupción de una revista

BRASILIA (Reuters/EP)

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se enfrenta a un nuevo escándalo de corrupción dentro de su Gobierno, después de que una publicación acusase este fin de semana al ministro de Deportes, Orlando Silva, de haber aceptado sobornos durante su mandato, lo que podría suponer un mazazo para la organización de los Juegos Olímpicos de 2016 y el Mundial de Fútbol de 2014.

Las acusaciones, publicadas por la revista 'Veja', se unen a otros escándalos de corrupción por los que hasta cinco ministros del Ejecutivo brasileño han tenido que dimitir desde que Rousseff asumió el poder a principios de año.

Silva es una figura clave dentro del Ejecutivo, ya que es el encargado de la gestión de los dos grandes eventos que Brasil está preparando. El ministro calificó las acusaciones de "absurdas" y se comprometió a declarar este martes en el Congreso sobre el asunto. "La información publicada el fin de semana simplemente no es cierta", declaró el lunes tras volver de México, donde se están celebrando los Juegos Panamericanos.

Por su parte, Rousseff defendió a Silva, el único ministro en el Gobierno perteneciente al Partido Comunista del país. "No sólo asumimos la integridad del ministro, sino que él también expresó su indignación extrema por las acusaciones en su contra", declaró la presidenta.

'Veja' asegura que Silva lideró un plan iniciado en 2004 junto con varios funcionarios para recibir sobornos por valor del 20 por ciento de los contratos públicos de las áreas que controlaba y desviar dicho dinero al Partido Comunista.

La publicación asegura que en todo este tiempo se han desviado unos 40 millones de reales (16,5 millones de euros). 'Veja' tiene el testimonio de un contratista que fue detenido el pasado año por recaudación ilegal para el mismo partido durante el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010).

Silva es ministro de Deportes desde 2006, aunque antes ejerció otros cargos relacionados con esta disciplina. Entre 2007 y 2008 fue acusado de realizar una serie de gastos irregulares y cargarlos al presupuesto, aunque ante los problemas surgidos, el ministro devolvió todo el dinero a las cuentas públicas.

Rousseff ha prometido mano dura contra la corrupción y las acusaciones surgidas en los últimos meses contra sus colaboradores muestran que no ha dudado en apartar a los supuestos corruptos. Esta postura ha conseguido grandes apoyos para la presidenta entre la clase media.