Actualizado 26/06/2013 03:46

Brasil.- La Policía Militar advierte de que el partido Brasil-Uruguay "está comprometido" por la manifestación de mañana


BRASILIA, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -

La Policía Militar ha advertido de que el partido de fútbol entre las selecciones de Brasil y Uruguay que se jugará mañana en el estadio de Mineraio, en la ciudad brasileña de Belo Horizonte, en el marco de la Copa Confederaciones, "está comprometido" por la manifestación de ese día.

En una rueda de prensa celebrada este martes, el comandante de la Policía Militar de Minas Gerais, el coronel Marcio Martin Santana, ha indicado que si los manifestantes vuelven a ser cientos de miles, las fuerzas de seguridad no podrán impedir que lleguen hasta el estadio de Mineraio.

"Habiendo ese impedimento con cientos de miles de manifestantes, el evento está comprometido. Podemos privar del derecho a ir y venir a más de 60.000 personas, pero es imposible actuar contra 100.000, 120.000, 130.000", ha dicho.

Por su parte, el secretario de Defensa Social de Minas Gerais, Romulo Ferraz, ha explicado que habrá un cordón de seguridad alrededor del estadio de Mineraio, al que solo podrán acceder los aficionados con entradas para el partido de fútbol.

"La manifestación será libre por el centro de la ciudad, pero hay tres puntos en los que solo podrán estar los aficionados. Los manifestantes ya saben de antemano que allí los policías militares serán insuperables", ha apuntado.

Unos 5.500 policías militares se encargarán de vigilar la manifestación, que discurrirá desde la plaza Sete por el centro de Belo Horizonte. Desde allí, hay unos diez kilómetros hasta el estadio de Mineraio.

La Defensoría del Pueblo había solicitado a las autoridades municipales que permitieran que la marcha llegara hasta los alrededores del estadio de Mineraio, argumentando que "tiene un fondo pacífico", pero su petición ha sido rechazada, por los disturbios de las últimas semanas.

LAS PROTESTAS

Las protestas que comenzaron el pasado 6 de junio de forma pacífica en Sao Paulo por la subida del precio del transporte público de 3 a 3,20 reales, pero que una semana después se tornaron violentas por la represión de la Policía Militar.

Entonces, miles de personas tomaron las calles de las principales ciudades para protestar, ya no solo por estas tarifas, sino también por los efectos sobre la Hacienda Pública de la Copa Confederaciones, el Mundial de Fútbol de 2014 y las Olimpiadas de 2016 y por los deficientes servicios públicos.

En respuesta, al menos once ciudades, incluidas Río de Janeiro y Sao Paulo, accedieron a cancelar el aumento del precio del transporte público o a aplicar una reducción, según los casos, pero no han conseguido calmar las calles.

Millones de personas han seguido con las manifestaciones en las grandes ciudades, dejando un saldo de al menos cuatro muertos y decenas de heridos y detenidos. Además, ha habido graves disturbios, como los intentos de asalto al Congreso, al Ministerio de Exteriores y a ayuntamientos.

En respuesta, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha propuesto la celebración de un referéndum que siente las bases de una reforma constitucional en la que se planteen, entre otras cuestiones, la mejora de los servicios públicos y la lucha contra la corrupción.

Los principales partidos políticos de la oposición brasileña han rechazado este plan al considerar que se salta al Congreso, ya que posee la competencia exclusiva para convocar un plebiscito y reformar la Constutición, y han presentado su propia 'hoja de ruta'.