BRASILIA, 17 Ago. (Reuters/EP) -
La campaña electoral en televisión de cara a las elecciones que se celebrarán el 3 de octubre en Brasil comenzará en las próximas horas y en ella tanto la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, como su principal rival, el aspirante del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, pugnarán por situarse como líderes de la carrera presidencial.
La protegida del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, intentará aumentar la ventaja sobre su contrincante después de que los últimos sondeos sobre intención de voto le concedieran un margen de entre 8 y 10 puntos, con un porcentaje ligeramente superior al 50 por ciento que necesitaría para ganar en la primera vuelta.
En su haber cuenta con los excelentes resultados económicos obtenidos durante el mandato de su padrino político, Lula, quien en varias ocasiones ha definido a su antigua ministra de la Presidencia como "una madre de la nación con gran capacidad y conciencia social".
"Estoy muy feliz de saber que le entregaré la banda presidencial a un camarada de mi partido, una mujer camarada", llegó a decir el mandatario, conocedor de que su gran popularidad es una de las principales bazas de su candidata en la pugna electoral.
Sin embargo, Rousseff, de 62 años de edad, deberá superar la imagen que tiene entre la opinión pública que la considera una política demasiado aburrida, algo que le ha llevado a abandonar sus gafas, someterse a una cirugía plástica y acudir a uno de los peluqueros de moda del país para cambiar su peinado.
En el caso de Serra, la campaña televisiva es una gran oportunidad para conectar con los votantes que, según las últimas mediciones, le perciben como una persona fría y distante. "Confiamos en poder reducir la diferencia con el tiempo en la televisión y ver una situación diferente en septiembre", dijo el jefe del partido de los Demócratas (DEM), Rodrigo Maia, uno de los aliados del PSDB.
La vasta experiencia gestora de este político de 68 años como gobernador del estado de Sao Paulo es una de sus grandes ventajas sobre Rousseff. De hecho, ha sabido explotarla utilizando los logros conseguidos durante su mandato como ganchos en sus anuncios promocionales.