Publicado 28/01/2020 13:11

Burkina Faso.- Huyendo de la violencia en Burkina Faso: "No hay nadie que nos proteja"

Burkina Faso.- Huyendo de la violencia en Burkina Faso: "No hay nadie que nos pr
Burkina Faso.- Huyendo de la violencia en Burkina Faso: "No hay nadie que nos pr - TOM PEYRE-COSTA/NRC
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El Consejo Noruego para los Refugiados alerta de que es la crisis de desplazados que más rápido está aumentando en el mundo

MADRID, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -

"No hay nadie que nos proteja en nuestras localidades", cuenta Sarah desde un campo para desplazados en Barsalogho, en el norte de Burkina Faso, a donde ha llegado huyendo de la creciente violencia en la que se ha visto inmerso el país africano y que ha provocado la que es la ya crisis de desplazamiento que crece más rápido, según alerta el Consejo Noruego para los Refugiados (NRC).

El número de desplazados internos en el país se ha multiplicado por diez en el último año hasta superar los 560.000 y la cifra se prevé que se dispare hasta los 900.000 para abril en medio de una creciente ola de ataques obra de grupos yihadistas, pero también de un incipiente violencia intercomunitaria que enfrenta a comunidades que hasta ahora vivían pacíficamente. Los muertos en ataques han pasado de unos 80 en 2016 a más de 1.800 en 2019.

"No entiendo qué ha ocurrido, solíamos hablar entre nosotros", comenta a la ONG Mariam, una de los alrededor de 75.000 desplazados que hay en Barsalogho. "Si había tensiones entre comunidades, los líderes discutían conforme a nuestra tradición. Ahora, nadie habla ya, hay muros entre nosotros", resume.

Las comunidades afectadas por la violencia han contado a la ONG que ya no se sienten seguras. "El Ejército vino para protegernos pero luego abandonaron nuestra localidad. Por eso tuvimos que venir aquí, porque no hay nadie que nos proteja en nuestras localidades", lamenta Sarah, de 22 años. "Aquí hay soldados, pero en la aldea no quedan muchos soldados", subraya desde Barsalogho, donde llegó tras huir de Guiendebila.

Desde el NRC defienden que aunque es responsabilidad de los estados garantizar la seguridad de la población, las operaciones militares deberían tener como prioridad la protección y garantizar que no ponen a la población en un mayor peligro, provocando nuevos desplazamientos y aumentando su vulnerabilidad.

Las ONG de defensa de los Derechos Humanos han denunciado en varias ocasiones abusos y violaciones de los derechos fundamentales por parte de las fuerzas de seguridad durante sus operaciones, lo cual ha ocasionado también víctimas y desplazamientos.

Según el NRC, algunas de las operaciones militares a gran escala, en las que también participan tropas francesas de la operación 'Barkhane', contra los grupos terroristas han tenido graves consecuencias humanitarias, empujando a algunas comunidades a huir de sus hogares.

"MATARON A NUESTROS SERES QUERIDOS"

"Los hombres armados nos echaron de nuestras casas y mataron a nuestros seres queridos, por eso huimos y vinimos aquí", explica Fatoumata, que se ha visto desplazada en dos ocasiones y actualmente se encuentra en Kaya. "No tenemos comida ni un techo sobre nuestras cabezas. No tenemos nada así que pedimos ayuda", añade la mujer de 67 años.

"Burkina Faso necesita más que balas y bombas. El compromiso militar solo no está protegiendo a las comunidades vulnerables", advierte el secretario general del NRC, Jan Egeland, tras visitar a los desplazados en Burkina Faso. "Los donantes que apoyan los esfuerzos militares para sofocar la extrema violencia no han respondido aún a las enormes necesidades humanitarias con el mismo énfasis", lamenta.

Desde la ONG noruega advierten de que Burkina Faso está también al borde de una crisis alimentaria ya que una de cada diez personas necesitarán asistencia en esta materia para junio. Así, actualmente hay 1,2 millones de personas necesitadas de asistencia alimentaria, una cifra que se espera que alcance los 1,9 millones para la estación de carestía en el verano a menos que se haga algo.

Por otra parte, los grupos armados han venido atacando deliberadamente a escuelas y profesores, lo que ha dejado a más de 330.000 niños sin acceso a educación. Esto hace que los menores estén más expuestos a explotación sexual, trabajos forzados o el reclutamiento por grupos armados. Además, 95 centros de salud han sido cerrados y 135 funcionan bajo mínimos, lo que está afectando el acceso a atención sanitaria a unos 1,2 millones de personas.

RESPUESTA HUMANITARIA PEQUEÑA PARA UNA CATÁSTROFE ENORME

"La inseguridad y la falta de fondos están obstaculizando gravemente nuestro trabajo", denuncia Egeland, para quien "los gobiernos donantes no han entendido que esta es la crisis de desplazamiento que crece más rápido en el mundo". "Todavía hay una respuesta humanitaria pequeña en una enorme catástrofe humanitaria", lamenta.

En 2019, de los 187 millones de dólares que solicitaron la ONU y las ONG que trabajan en el país solo se recibieron el 48 por ciento de los fondos. Para 2020, se han solicitado 295 millones de dólares. "Necesitamos aumentar urgentemente nuestra presencia para ofrecer la asistencia y protección que estas familias merecen", defiende el secretario general del NRC.

"Muchos me han contado que no pueden dormir por la noche por miedo a nuevos ataques. Muchos son hogares encabezados por mujeres solas, ya que sus maridos y padres a menudo están muertos o han huido de asesinatos selectivos de hombres", ilustra Egeland.

Así las cosas, el NRC reclama que la comunidad internacional, junto a los actores regionales que apoyan la respuesta militar, también reconozcan que las causas en la raíz del conflicto deben ser abordadas y que debe recuperarse el diálogo entre comunidades y autoridades.