Publicado 05/12/2020 10:13

Camerún.- Camerún celebra unas históricas elecciones regionales en medio de dos graves crisis

Una mujer vota en las elecciones parlamentarias en Camerún en febrero de 2020
Una mujer vota en las elecciones parlamentarias en Camerún en febrero de 2020 - - / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

El país se enfrenta a un conflicto con los separatistas anglófonos y a la violencia yihadista en el norte

MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -

Camerún celebra este domingo sus primeras elecciones regionales enmarcadas en la promesa de descentralización del presidente Paul Biya, en el poder desde 1982, en un contexto especialmente complicado en las dos regiones de mayoría anglófona, escenario de un conflicto separatista desde 2017, así como en el Extremo Norte, donde los atentados yihadistas se han recrudecido en los últimos meses.

La elección de los miembros de los consejos de las diez regiones que integran el país, que el director del órgano electoral (Elecam), Essousse Erik, ha tachado de "punto de inflexión" para la democracia camerunesa, está prevista en la Constitución de 1996 y también fue una de las promesas del diálogo nacional celebrado hace un año.

Sin embargo, por más que sean históricas las elecciones no serán representativas ya que se da por garantizada la victoria de los candidatos del partido gobernante, Agrupación Democrática del Pueblo Camerunés (RDPC). Los dos principales partidos opositores, el Movimiento para el Renacimiento de Camerún (MRC), que lidera Maurice Kamto, y el Frente Democrático Social (SDF), de John Fru Ndi, han optado por el boicot.

En el caso de Kamto, segundo en las elecciones presidenciales de 2018, cuyo resultado sigue sin haber reconocido, se encuentra bajo arresto domiciliario desde el pasado mes de septiembre tras llamar a nuevas movilizaciones contra Biya.

Además, se trata de unas elecciones indirectas en las que los ciudadanos no tendrán nada que decir. Cada consejo provincial estará integrado por 90 miembros, 20 de los cuales serán elegidos por los jefes tradicionales mientras que los 70 restantes serán elegidos por los consejeros municipales.

CONTEXTO ELECTORAL COMPLICADO

Así las cosas, lo que más preocupa en realidad es el contexto en que tiene lugar la elección y en especial la seguridad, toda vez que los separatistas anglófonos han prometido obstaculizar el proceso y han convocado jornadas de "ciudad muerta" para esta semana en Noroeste y Suroeste, las dos regiones escenario del conflicto desde 2017.

Desde la oposición, en particular desde el MRC, han venido defendiendo que antes de celebrar las regionales habría que resolver el conflicto anglófono, el cual empezó como movimiento de protesta ante el abandono del que se acusaba al Gobierno central y degeneró en una creciente violencia ante la contundencia con la que respondieron las fuerzas de seguridad.

En la misma línea se ha pronunciado esta semana el cardenal Christian Tumi, una figura muy respetada en el país y que en noviembre fue secuestrado brevemente por los separatistas durante una visita a Noroeste. En su opinión, las elecciones "no van a resolver automáticamente el problema" anglófono, reivindicando "una cierta autonomía" para estas dos regiones "como cuando éramos un país federal".

En declaraciones a la emisora RFI, el cardenal sostuvo que los francófonos deben desterrar la idea de que "un Estado federado es necesariamente un Estado dividido". "Solo el federalismo conseguirá estabilizar Camerún", recalcó.

CONFLICTO ANGLÓFONO

Los más de tres años de conflicto, en los que tanto los separatistas como las fuerzas de seguridad han cometido abusos, han dejado más de un millón de desplazados, la gran mayoría de los cuales se encuentran dentro de las dos regiones, si bien otros se han trasladado a otros puntos de Camerún y algunos también han buscado refugio en la vecina Nigeria.

"La situación es muy complicada", reconoce a Europa Press la jefa de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), en el país, Carla Martínez, denunciando los repetidos ataques contra civiles y sobre todo los ataques contra instituciones educativas, que se han convertido en uno de los elementos distintivos de este conflicto.

Los grupos separatistas atacan escuelas y secuestran a profesores y estudiantes en represalia por el hecho de que consideran que la educación viene impuesta desde el Gobierno central. Como consecuencia, unos 850.000 niños en las dos regiones no van a clase.

"La crisis en estas dos regiones ha creado un contexto extremadamente inseguro y violento para todos", reconoce por su parte la coordinadora de campo de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Camerún, Barbara Jurisic. "Más allá de la inseguridad a la que nuestros equipos y vehículos se enfrentan a diario, una de las principales preocupaciones ahora es llegar a las comunidades desplazadas, ya que muchas personas están escondidas en los bosques por su seguridad", explica a Europa Press.

"Las necesidades humanitarias son enormes", subraya la responsable de MSF, sin embargo los desplazados tienen problemas para poder recibir servicios básicos, incluida la atención sanitaria. Ante esta situación, la ONG está apoyando a los hospitales y centros de salud y entrenando a miembros de la comunidad "para detectar y tratar enfermedades sencillas como la malaria y las infecciones del tracto respiratorio".

Además, MSF opera un servicio de ambulancias operativo las 24 horas al día y que también se enfrenta a "algunos desafíos, como el ser parado y registrado durante los traslados" de pacientes, señala Jurisic. Solo entre agosto y septiembre, MSF trasladó a 1.400 personas.

VIOLENCIA YIHADISTA EN EXTREMO NORTE

En el caso de Extremo Norte, el grupo terrorista Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA), han intensificado los ataques este año, convirtiendo a Camerún en el segundo país más afectado por la insurgencia en el lago Chad. En la actualidad hay unos 560.000 desplazados, 72.000 más que en octubre de 2019, según la ONU.

Aquí, según explica Martínez, el acceso también es un desafío dadas las escasas infraestructuras y carreteras, factor que además se ve complicado aún más en la época de lluvias entre septiembre y noviembre, que este año ha sido peor que otros y generado más desplazados.

"Los ataques frecuentes e impredecibles de los grupos armados han creado un entorno desafiante para la provisión de atención humanitaria médica esencial", admite por su parte Jurisic. MSF trabaja aquí ofreciendo atención quirúrgica y de trauma de emergencia, además de tratar a víctimas de violencia sexual, malaria, desnutrición y con problemas de salud mental.

La pandemia ha supuesto un desafío añadido para los trabajadores humanitarios, admiten ambas. El coronavirus generó dificultades "sobre todo al principio" ya que hubo personal que quedó bloqueado y también quedó bloqueada la llegada de material y su distribución, explica la jefa de la OCHA.

"Ahora las cosas empiezan a volver poco a poco a la normalidad" y las organizaciones humanitarias también han adaptado su forma de actuar, precisa. En todo caso, añade, "si le preguntas a la gente qué es lo que más les preocupa no es la COVID-19 sino la falta de seguridad" y en términos de salud en todo caso señalan a la malaria, "que es de lo que mueren los niños".

Dado el enorme impacto que la violencia está teniendo en "la salud mental y física de la población", la responsable de MSF confía a su vez en que "la situación no se deteriore aún más" en el plano político, teniendo en cuenta ya que ambas crisis han provocado el cierre de muchas instalaciones sanitarias, mientras que otras no operan plenamente, el personal se ha visto en ocasiones directamente atacado y la inseguridad impide el suministro adecuado de medicamentos y material.

A la jefa de la OCHA le preocupa también el hecho de que la situación humanitaria en Camerún no está en el foco y es una de las más olvidadas, lo que se ve acompañado a su vez de una "falta de financiación". Por ello, anima a los donantes a apoyar al país, aunque incide que hará falta una "solución política y no solo una respuesta humanitaria" para resolver los problemas.