Actualizado 21/06/2016 14:04

Canciller de Bolivia: "Los pueblos no podemos estar sometidos a la dictadura del dinero"

   El Canciller De Exteriores De Bolivia, David Choqueuanca
NOTIMÉRICA

   "El mundo entero sabe que hay un tema pendiente de resolver entre Chile y Bolivia"

   MADRID, 16 Ene. (Lara Lussón - Notimérica) -

   A la situación interna de Bolivia, que se enfrentará -con un panorama muy reñido- el próximo 21 de febrero a un referendo para determinar si el presidente Evo Morales puede presentarse a la reelección, hay que sumar que en los últimos meses todos sus vecinos han sufrido grandes cambios que podrían afectar al país andino.

   La crisis económica del Brasil de Dilma Rousseff, la caída del precio del petróleo en la región en general o el desplome del precio del cobre en Chile en particular podrían afectar económicamente a Bolivia, pero el gran miedo del Gobierno va más allá. Pasa, fundamentalmente, por la caída de dos bastiones de la izquierda latinoamericana como eran el kirchnerismo en Argentina, que ha apartado a Cristina Fernández para dar el Gobierno a Mauricio Macri, y el chavismo de Venezuela, donde Nicolás Maduro ha visto cómo la oposición se hacía con la mayoría de escaños en la Asamblea Nacional; dibujando un escenario bastante ingobernable.

   En estas últimas semanas, además, la guerra entre Chile y Bolivia por la salida de este último al mar ha vuelto a recobrar fuerza y Morales se ha preguntado cómo van a explicar los chilenos que le robasen a Bolivia "lo que les ha pertenecido históricamente".

   Hace unos meses el expresidente chileno Ricardo Lagos aseguró en una entrevista a este medio que el hecho de que la Corte Internacional de Justicia de La Haya se haya declarado competente para intervenir en ese asunto perjudica a Bolivia, ya que si sentenciase que Chile debe ceder parte de su territorio en favor de Bolivia estaría obligando al Gobierno de Bachelet a saltarse un tratado internacional "y poner en duda su validez". Se refería al que se firmó en 1904, por el que Bolivia renunciaba al territorio a cambio de una importante suma de dinero y un ferrocarril entre La Paz y la costa del Pacífico.

   El canciller de exteriores de Bolivia, David Choqueuanca, pasó esta semana por Madrid para reunirse con la gran comunidad de compatriotas que viven en España y aclarar la postura de su Gobierno en este asunto.

   ¿Qué opina usted de las declaraciones del presidente Lagos? ¿Tienen prevista alguna reunión próximamente con el país vecino?

   Todos los chilenos, todos los bolivianos, todos los latinoamericanos y en general el mundo sabe que hay un tema pendiente que se tiene que resolver entre Chile y Bolivia. Los chilenos siempre han sabido, y el expresidente Lagos sabe muy bien, que tenemos que resolver este tema pendiente, que es el acceso soberano al océano pacifico de Bolivia.

   La resolución de la Organización de Estados Americanos del 79 establece que ambos países deben encontrar de manera dialogada una salida que le permita a Bolivia un acceso soberano al Océano Pacifico y sin compensación territorial. La del 83, firmada por Chile, propone retomar con Bolivia las relaciones diplomáticas con el fin de encontrar una solución soberana.

   Cuando el presidente (Evo) Morales asumió la gestión pública, trabajamos una agenda de trece puntos con la presidenta (Michelle) Bachelet. Se incorporó por primera vez de manera formal una agenda bilateral para abordar este asunto sistemáticamente hasta encontrarle una solución definitiva.

   ¿Cuál sería la solución definitiva para Bolivia? Entiendo que no valdría con retomar el tren que va desde Arica a La Paz, como se firmó en 1904, sino que ustedes reclaman esa parte del territorio que ahora pertenece a Chile.

   Está en nuestra constitución: acceso soberano. Con (el expresidente, Sebastián) Piñera redactamos un acta donde se decía que en las sucesivas reuniones Chile y Bolivia tendríamos que empezar a redactar propuestas concretas y factibles para resolver este asunto pendiente, para encontrar una solución definitiva al enclaustramiento forzoso de Bolivia. No ha sido posible, no la hemos podido redactar porque no ha habido voluntad política. Por eso acudimos a la Corte Internacional de Justicia, por el incumplimiento de las promesas.

¿Cómo valora los resultados de las últimas elecciones parlamentarias de Venezuela? ¿Pueden tanto estos como el nuevo rumbo político de Argentina poner el riesgo la Alianza Bolivariana (ALBA)?

   Lo que nosotros tenemos que hacer es lo que nuestros pueblos quieren. Nuestros pueblos sienten, nuestros pueblos mandan mensajes, nuestros pueblos tienen muchas formas de expresar su protesta. Tenemos que saber hacer una lectura correcta sin apasionamientos, siempre pensando en nuestros pueblos. Y lo que nuestros pueblos quieren es integración, armonía, paz. Eso es lo que tenemos que trabajar.

   Espacios de integración como el ALBA no están en función solamente de algunas empresas, sino de los intereses de nuestros pueblos; y por ellos considero que debemos seguir trabajando. El poder de cambiar las cosas no está en manos de los presidentes o los diputados o ministros, sino de los movimientos sociales.

   ¿Qué piensan entonces tanto usted como el señor Morales cuando Maduro llama al pueblo a rebelarse contra todas las medidas de la Asamblea?

   Tendríamos que estar allá para hacer una lectura. Nosotros escuchamos algunas noticias con mucha preocupación y otras las escuchamos y nos alegramos. Lo que queremos es que podamos construir integración, ser una región que valore todas sus potencialidades y podamos aprovecharlas. Solos ahora no somos nada, solos no existimos. Necesitamos complementarnos, respetando nuestras diferentes visiones de desarrollo posiciones ideológicas.

   Hablando de esa unión de América Latina, ¿será posible concebirla alguna vez como un todo similar a la Unión Europea? Se ha creado Mercosur, Unasur, el Alba, la Alianza del Pacífico, el Banco del Sur y ha habido varios intentos de crear una moneda única.

   En el Abya Yala -nombre dado a América antes de la llegada de Colón- tenemos valores, tenemos principios que se han resistido durante siglos pero nuevamente están volviendo a reflotar. En el Abya Yala se trabajaba la unidad, la armonía, la esperanza y el vivir bien. Hasta que llegaron hombres extraños a nuestro continente y nos dividieron con banderas e himnos nacionales y empezamos a trabajar la división, la desarmonía. La obligación de nuestros presidentes y de nuestros pueblos es volver a trabajar la armonía, la esperanza, la unión.

   ¿Cree que es posible?

   Es difícil, pero ya nuestros presidentes han empezado a trabajar con UNASUR para volver a caminar por nuestros caminos y volver a ser nosotros mismos. Tenemos que recuperar la autoestima, no solo como latinoamericanos, sino como seres humanos. Nos tenemos que querer, no tenemos que someternos a la dictadura del dinero.

   ¿Cuál es su opinión entonces acerca del tratado de libre comercio entre Estados Unidos, Asia y algunos países de Latinoamérica, el TPP?

   Hay una serie de elementos que tenemos que considerar. Los transgénicos, por ejemplo. ¿Queremos envenenar a nuestro hijos o queremos alimentarlos? ¿Vamos a seguir fomentando los transgénicos o tenemos que tender a alimentarnos naturalmente? Son varios los temas que están en cuestión; necesitamos comunicarnos y hablar, tal como establece el Abya Yala.

   ¿Qué cree que va a ocurrir tras el referendo de febrero? Los resultados hacia el sí y hacia el no a la reelección están muy parejos en la mayoría de las provincias.

   Desde que nosotros llegamos hay estabilidad. Cuando llegamos, de cada 100 personas 38 vivían en la extrema pobreza; hoy en día sólo 17. El objetivo es que sean 9 en 2020 y cero en 2025. Le repito, ahora hay estabilidad.

¿El compromiso de Morales entonces es erradicar la extrema pobreza en 10 años?

   No solo la extrema pobreza. Nosotros hemos logrado que Bolivia se declare un país libre de analfabetismo, hemos multiplicado por diez las inversiones, hemos aumentado el PIB nacional en casi un 400%. El 21 de febrero el pueblo decidirá si quiere continuar este camino.

Y si tras el referendo de febrero el pueblo hablase en contra de Morales, ¿el discurso del respeto a la voluntad de los ciudadanos sería el mismo y el presidente se retiraría de la carrera electoral sin mayor complicación?

   El presidente Morales hace lo que su pueblo le pide.

   Imagino que está al tanto de la situación que tenemos en España con Cataluña. Ustedes viven una situación parecida con la provincia de Santa Cruz. ¿Cómo se observa desde Bolivia el proceso independentista catalán? ¿Cree que podría sentar algún precedente?

   Los políticos debemos respetar y hacer respetar la Constitución, pero el pueblo también puede tener potestad para cambiarla.