La cifra supone un aumento respecto a los 7,5 millones de 2020
MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
Alrededor de 8,3 millones de sursudaneses podrían verse en situación de necesitar ayuda humanitaria en 2021, incluidos más de 300.000 refugiados y solicitantes de asilo, en un aumento de las cifras del año anterior, tal y como ha desvelado la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
El organismo ha indicado que "las necesidades en Sudán del Sur --donde en 2020 hubo 7,5 millones de personas en necesidad de ayuda-- están impulsadas principalmente por el impacto de los años de conflicto y exacerbadas por el cambio climático".
Así, ha alertado de que "el hambre está aumentando, con proyecciones de 7,2 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria grave en 2021 y con algunas comunidades haciendo frente a niveles catastróficos de inseguridad alimentaria".
La OCHA ha destacado además que la pandemia de coronavirus ha tenido "un impacto devastador y multifacético a nivel socioeconómico", incluido un repunte de los precios de los productos básicos, la pérdida de sustento en zonas urbanas y una alteración del acceso a los servicios básicos.
"La situación humanitaria, ya grave, se ha visto recrudecida por las graves inundaciones, que han afectado a cerca de un millón de personas en 2019 y 2020. El pueblo sursudanés sigue siendo además muy vulnerable a las enfermedades epidémicas a causa de la baja tasa de inmunización, la debilidad del sistema sanitario y el bajo nivel de instalaciones de saneamiento", ha explicado.
Por otra parte, ha incidido en que el conflicto, la inseguridad y los desastres naturales han desplazado a cerca de cuatro millones de personas desde 2013 y ha agregado que las organizaciones humanitarias "han empezado a incrementar sus operaciones, centradas en personas vulnerables en las áreas más golpeadas por la inseguridad alimentaria".
Sudán del Sur se vio sumido en una guerra civil en 2013, si bien el presidente, Salva Kiir, y el principal líder rebelde y actual vicepresidente primero, Riek Machar, acordaron un Gobierno de unidad que echó a andar en febrero de 2020 con el objetivo de poner fin al conflicto.
Sin embargo, aún quedan algunos puntos importantes pendientes para la aplicación del acuerdo de paz, incluidos la unificación y despliegue de las fuerzas de seguridad conjuntas y la reconstitución del Parlamento, organismo que estará a cargo de poner en marcha las reformas acordadas en 2018 entre las partes.
Asimismo, el país se ha visto afectado por un incremento de los enfrentamientos intercomunitarios, mientras que el Gobierno mantiene conversaciones con varios grupos armados que no firmaron el acuerdo de paz para intentar que se sumen al mismo y estabilizar la situación de seguridad en el país africano.