MADRID, 25 May. (EUROPA PRESS) -
Cerca de 310.387 colombianos se vieron obligados a abandonar sus hogares huyendo de la violencia del conflicto durante 2005, año en el que aumentó "en un 8%" el número de desplazados internos en el país sudamericano que, con tres millones de casos es hoy el segundo país del mundo en número de desplazados.
Así lo denunció hoy en un comunicado la organización Acción contra el Hambre, que cita datos de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) para llamar la atención sobre un problema cuyas dimensiones "continúan aumentando" y ante el que, a juicio de esta ONG, la comunidad internacional debe reaccionar y reconocer "la existencia del conflicto en Colombia".
"Si aceptamos, como promueve el Gobierno colombiano, que no hay un conflicto armado sino una guerra al terrorismo, estaremos aceptando que esos tres millones de desplazados no necesitan una asistencia especial", denunció la jefa de misión de Acción contra el Hambre en Bogotá, Helena Valencia.
"Estaremos aceptando como normal --continuó Valencia-- la pobreza de 20 millones de colombianos, casi la mitad de la población, y estaremos aceptando que su Estado concentre más esfuerzos en la llamada lucha contra el terrorismo que en cubrir las necesidades básicas de las personas".
La mitad de los tres millones de desplazados tiene menos de quince años, puntualizó la jefa de esta ONG en Colombia, recordando además que éstas "no son las únicas víctimas del conflicto" ya que, según apuntó, "miles de comunidades 'confinadas' o en territorio controlado de facto por grupos armados, han perdido su capacidad de movimiento".
Por su parte, la responsable de seguridad alimentaria de Acción contra el Hambre, Marta Valdés, resaltó el hecho de que, "en muchas ocasiones, no pueden llegar hasta las tierras que cultivaban, tampoco a los núcleos urbanos ni a los mercados locales". Otros muchos colombianos, dijo Valdés, están ahora regresando a sus hogares después de años de desplazamiento.
"Ellos --explica Valdés-- han perdido toda su capacidad productiva y arrastran además todas las secuelas psicosociales que conlleva un desplazamiento por la violencia". "Hablamos, en definitiva, de población que necesita que se reconozca su existencia y apoyo para recuperar la posibilidad de tener una vida digna", sentenció.