BOGOTÁ, 7 Mar. (Reuters/Notimérica) -
Colombia, uno de los principales productores mundiales de cocaína, notificó este martes a Estados Unidos que no reanudará la fumigación del aérea de los cultivos de hoja de coca con el herbicida glifosato como su principal estrategia contra las drogas, expresó el ministro de Defensa de Colombia, Luis Carlos Villegas.
La posición, que podría causar malestar en el Gobierno de Estados Unidos --el principal aliado de Colombia en la lucha contra el narcotráfico y los grupos armados ilegales como la guerrilla izquierdista-- fue dada a conocer en una reunión entre funcionarios de los dos países en Bogotá.
"Estamos lejos de tomar la decisión de volver a la aspersión aérea", aseguró a periodistas el ministro de Defensa, quien sostuvo que ese procedimiento es perjudicial para la salud y el medio ambiente. Colombia suspendió en el 2015 la fumigación aérea con el herbicida después de reducir notablemente el área cultiva con cocales.
"Es una etapa superada", aseguró el funcionario que se reunió con el secretario adjunto para Asuntos Internacionales de Narcóticos, William Brownfield, a quien le informó que la estrategia antidrogas de Colombia buscará la sustitución voluntaria de 50.000 hectáreas de hoja de coca este año y la erradicación manual forzosa de una cifra similar.
El Departamento de Estado de Estados Unidos sostiene que los cultivos de hoja de coca en Colombia aumentaron un 42 por ciento al cierre del 2015 a 159.000 hectáreas, principalmente por la decisión de Bogotá de suspender las fumigaciones aéreas como parte del acuerdo de paz que se firmó el año pasado con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En el 2016 el expresidente estadounidense,Barack Obama, pidió al Congreso más de 450 millones de dólares para ayudar a que Colombia implemente un acuerdo con las FARC.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su apoyo al proceso de paz de Colombia en una conversación telefónica que sostuvo en febrero con su homólogo Juan Manuel Santos.
Estados Unidos, el principal socio comercial de Colombia, apoyó desde el año 2000 al país sudamericano con unos 10.000 millones de dólares para combatir al narcotráfico, los grupos armados ilegales y recuperar la seguridad en zonas antes controladas por la guerrilla y paramilitares de ultraderecha.