Actualizado 21/12/2010 08:14

Colombia.- El rehén más antiguo de las FARC cumple hoy 13 años de cautiverio


BOGOTÁ, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -

El sargento José Libio Martínez ha cumplido este martes 13 años de cautiverio, convirtiéndose así en el rehén más antiguo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El militar no está en la lista de los cinco secuestrados que serán liberados próximamente.

Las últimas noticias sobre el estado del militar llegaron el pasado mes de marzo tras la liberación de Pablo Emilio Moncayo, quien tranquilizó a la familia asegurando que las condiciones de salud de Libio son buenas.

"Según Moncayo mi primo es muy tranquilo por su forma de ser, pero anhela mucho llegar al hogar y conocer a su hijo", dijo su prima, Fany Martínez, recordando que el hijo del militar nació después de que fuera secuestrado, el 21 de diciembre de 1997.

Como cada año, familiares y amigos de Libio se reunirán en una pequeña iglesia del municipio de Pasto, en el departamento de Nariño (suroeste), para celebrar una misa en su recuerdo y solicitar a la guerrilla su liberación.

"Este mensaje va directo a las FARC para que tenga en cuenta el tiempo de secuestro, otra Navidad sin él, que tengan caridad con nuestro dolor", insistió Martínez en declaraciones recogidas por Caracol Radio.

El pasado 8 de diciembre, las FARC anunciaron la liberación unilateral de cinco rehenes --el policía Guillermo Solórzano, el cabo Salín Sanmiguel, el infante Henry López Martínez y los concejales Marcos Vaquero y Armando Acuñas--, como un gesto de apoyo a la ex senadora del Partido Liberal Piedad Córdoba, que está siendo investigada por sus vínculos con los rebeldes.

En los últimos tres años un total de 14 secuestrados --ocho políticos y seis militares y policías-- han sido entregados mediante operativos humanitarios encabezados por Córdoba, que han contado con la colaboración de la Iglesia Católica y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

No obstante, las FARC todavía cuentan con un total de 19 uniformados en su poder que esperan utilizar como moneda de cambio en un eventual proceso de paz, a pesar de que el Gobierno ya ha descartado la posibilidad de canjear secuestrados por guerrilleros presos.