Publicado 09/01/2021 12:22

La comunidad hazara de Pakistán despide tras una semana de protestas los restos mortales de los once mineros asesinados

20 October 2020, Pakistan, Karachi: A member of the Pakistani security forces guards a cordoned off are at the scene of a bomb blast that targeted a bus terminal. At least six people have sustained injuries. Photo: -/PPI via ZUMA Wire/dpa
20 October 2020, Pakistan, Karachi: A member of the Pakistani security forces guards a cordoned off are at the scene of a bomb blast that targeted a bus terminal. At least six people have sustained injuries. Photo: -/PPI via ZUMA Wire/dpa - -/PPI via ZUMA Wire/dpa - Archivo

QUETTA, 9 Ene. (DPA/EP) -

Cientos de integrantes de la minoría chií de los hazara paquistaníes han despedido este sábado, y tras varios días de protestas, a los once mineros asesinados hace seis días en un brutal ataque yihadista ocurrido en la provincia de Baluchistán.

Altos funcionarios del Gobierno, miembros de la comunidad de minorías étnicas y líderes religiosos han asistido al funeral celebrado en Quetta, tras casi una semana de manifestaciones contra las autoridades por el sentimiento de marginación reinante en este grupo del país.

El ataque ocurrió el 3 de enero, cuando hombres armados irrumpieron en una galería del yacimiento de carbón Mach de Baluchistán, secuestraron a los mineros, todos hazara, y les acabaron degollando. Estado Islámico asumió la responsabilidad de la masacre.

Durante todo este tiempo, las familias de los fallecidos se han negado a enterrar a sus seres queridos como una forma de protestar por la persecución que enfrentan los chiíes en Pakistán, país de mayoría suní.

Según la cultura islámica y local, los muertos deben ser enterrados en 24 horas, pero cientos de hombres, mujeres y niños realizaron una sentada desafiando las duras condiciones climáticas.

Así, los familiares aseguraron que no enterrarían los cuerpos hasta que el primer ministro del país, Imran Jan, les garantizara su protección.

En respuesta, el mandatario acusó a la comunidad hazara de hacerle "chantaje" y avisó que solo visitaría Quetta tras el funeral, en un comentario que desató fuertes críticas.

Un equipo de ministros del Gobierno convenció finalmente a la comunidad el viernes por la noche para que llevaran a cabo los entierros. Horas después, el primer ministro aterrizó en Quetta para reunirse con los líderes comunitarios y las familias de los mineros.