Manifestación de la oposición en Caracas
REUTERS / UESLEI MARCELINO

   CARACAS, 29 Jul. (Notimérica) -

   Este domingo 30 de julio Venezuela celebrará las elecciones a la Asamblea Constituyente convocada por el presidente del país, Nicolás Maduro, con el objetivo de recuperar la paz social, según el oficialismo. Esta visión dista enormemente de la de la oposición, quien sostiene que la motivación de Maduro es perpetuarse a sí mismo en el poder.

   Este proceso ha suscitado la crítica interna --incluso por parte del sector chavista-- e internacional y ha alejado aún más la posibilidad de alcanzar una solución negociada a la crisis que arrastra el país. Ante la crisis que sufre Venezuela, la comunidad internacional no ha sido capaz de diseñar y llevar a cabo una acción conjunta que ayude a poner fin a la violencia.

   En los tres meses de protestas callejeras, que se intensificaron tras la convocatoria de la Constituyente, más de cien personas han perdido la vida en las calles del país, muchas de ellas debido a la violencia policial.

   La situación económica no es mucho mejor que la política. Los economistas prevén que a finales del año 2017 la economía venezolana se habrá contraído un 30 por ciento en los últimos tres años.

   La reacción ante la emergencia política, económica y social que sufre Venezuela ha sido muy diversa. La Organización de Estados Americanos (OEA) no se ha puesto de acuerdo en el tratamiento adecuado de la crisis.

   Por un lado, los países caribeños, algunos de ellos dependientes de Caracas con respecto a la energía, han bloqueado la posibilidad de que la OEA intervenga de forma directa en el país, según ha publicado 'Esglobal'.

   Por otro lado, algunos miembros de la OEA como Estados Unidos, Canadá, México, Perú y Colombia tienen el objetivo de negociar para evitar que la violencia continúe propagándose por el país, así como impulsar la consolidación de una democracia con la suficiente legitimidad para solucionar los conflictos de Venezuela.

   El papel de la Unión Europea (UE), así como de países como Rusia y China, con gran influencia en Caracas por poseer un gran volumen de deuda venezolana, también son piezas fundamentales para el futuro del país, aunque no han conseguido elaborar una repuesta conjunta y unánime al conflicto venezolano.

   En cuando la Colombia, el país cafetero es uno de los más afectados por la crisis venezolana. Débil tras el final de su guerra interna con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se está enfrentando a las consecuencias humanas de la violencia del país vecino, viéndose en la necesidad de acoger a los venezolanos que cruzan la frontera, cifra con previsiones de aumento en el futuro.

   La inexistencia de una estrategia de acción conjunta ante los diversos actos violentos que se han vivido en el país durante los últimos meses --los cuales se prevé que aumenten tras las elecciones a la Constituyente programadas para este domingo-- ha sido uno de los factores determinantes por los que la crisis venezolana se encuentra lejos de terminar.

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